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Nuestros Valores

Valores de Jesús Salva Mi Familia

En Jesús Salva Mi Familia, nos inspiramos en las Bienaventuranzas para vivir una Fe que transforma y une. A través de estos valores, buscamos ser un faro de esperanza en el camino hacia la sanación, conversión y restauración personal, familiar y matrimonial.

1. Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

En Jesús Salva Mi Familia, confiamos con Fe sincera en la providencia de Dios, que nos envuelve con Su amor y poder sanador. Nos entregamos a su voluntad con el corazón abierto, dispuestos a iniciar un camino de conversión donde el Espíritu Santo transforme nuestras vidas. Solo a través de esta transformación podemos amar con un amor desinteresado, que no busca recompensa, capaz de perdonar y ver a nuestros cónyuges con ojos de misericordia. Ofrecemos nuestro dolor como una plegaria viva a Jesús, como Él nos invita en Mateo 11, 28-30:

“Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.”

En esta promesa hallamos nuestra fuerza y paz, buscando ser un reflejo de su amor en cada paso de nuestra misión.

2. Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.

En Jesús Salva Mi Familia, somos una familia de hermanos, unidos en el amor que nace de Cristo. Nos acoge­mos mutuamente en nuestras fragilidades, compartiendo el peso del dolor con un corazón lleno de empatía por quienes sufren crisis o rupturas en sus familias. Algunos miembros que han caminado más tiempo en el ministerio han elegido voluntariamente  poner al servicio de los demás todo lo que han recibido, dedicándose a trabajar por la unidad de las familias. Sabemos que el centro de nuestra vida es Jesús, el Señor de la paz y la reconciliación, y vivimos nuestra mansedumbre como un llamado a ser pacificadores, construyendo puentes de reconciliación en nuestras familias y comunidades. En cada abrazo fraterno, en cada oración compartida, trabajamos para que cada corazón encuentre en Jesús el reposo prometido a los mansos.

3. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.

En Jesús Salva Mi Familia, nuestros corazones, arraigados en la Fe, llevan una palabra de esperanza a quienes sufren por la desunión de sus familias. A pesar de nuestras propias caídas y errores, buscamos la pureza de un corazón renovado a través de la oración y los sacramentos. En esta búsqueda, encontramos consuelo y fortaleza, como dice 2 Corintios 1, 3-4:

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de toda consolación, que nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que nosotros podamos consolar a los que están en cualquier tribulación, con la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.”

Con esta fortaleza, nos convertimos en faros de esperanza, ofreciendo aliento a quienes atraviesan el dolor, compartiendo con ellos el consuelo que de Dios hemos recibido, y extendiendo su paz a cada alma en busca de alivio.

4. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

Nos esforzamos por vivir plenamente en un espíritu de oración, fortalecidos por los sacramentos que nos impulsan en la batalla. Mantenemos una profunda fidelidad a las enseñanzas de la Iglesia, acogiendo sus directrices. Este anhelo de justicia nos guía en nuestra misión de restaurar hogares y familias, siempre impulsados por el amor y la gracia de nuestro Señor Jesucristo.

5. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

Vivimos la misericordia como un valor fundamental, ofreciendo un amor incondicional y compasivo hacia los demás. Nuestra labor se basa en la comprensión y el apoyo mutuo, reconociendo que en el dolor y en la lucha, la misericordia de Dios se manifiesta y se comparte.

6. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

Nos esforzamos por mantener un corazón limpio y puro, un jardín sagrado donde florece la sinceridad y la dedicación. En esta pureza de intención, hallamos la fuerza para enfocar nuestra mirada en la misión que Dios nos confía, un camino de servicio y amor incondicional.

Como un manantial de agua cristalina, buscamos que nuestra vida sea un reflejo del amor divino en cada acción.

Con el corazón abierto, dejamos que la gracia de Dios guíe nuestros pasos, transformando cada esfuerzo en una expresión de su amor eterno. En esta pureza, encontramos la claridad para seguir nuestra senda y la paz para servir a Dios y a los demás con un fervor sincero y constante.

En nuestra dedicación a esta misión, resonamos con las palabras del Salmo 51, 10:

“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí.”

Así, en la pureza de nuestro corazón, buscamos ser instrumentos de su amor, mostrando con cada acción un reflejo de su gracia y una luz que ilumina el camino hacia el bien.

7. Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Buscamos ser constructores de paz en nuestras familias y comunidades, fomentando la reconciliación y la unidad. Nuestra labor se basa en la Fe en Dios y en la esperanza de que su gracia puede transformar cualquier situación conflictiva en una oportunidad para crecer en amor y paz.

8. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

En un mundo donde los valores se han perdido y el matrimonio es visto como pasajero, enfrentamos un escenario de confusión y desvío. Las modas cambian con el viento, celebrando el divorcio y lo provisional, mientras las ideologías contrarias al matrimonio y la vida florecen a nuestro alrededor.

En medio de esta tormenta de desolación, nuestra misión de restaurar matrimonios y familias se alza como una llama de esperanza.

A pesar de las pruebas y desafíos que nos rodean, mantenemos firme nuestra misión con la certeza de que no somos nosotros quienes llevamos a cabo esta tarea, sino que es Dios quien, en Su infinita bondad, realiza la sublime obra de sanación y restauración.

Como nos recuerda Romanos 8, 28:

“Sabemos, empero, que para los que aman a Dios todas las cosas cooperan para bien, para los que son llamados conforme a su propósito.”

En cada dificultad, en cada crítica, confiamos en que nuestra fe en Él transforma corazones y renueva el amor perdido. A través de nuestra dedicación, Dios teje con hilos de paz y gracia divina la unidad de las familias, convirtiendo nuestras luchas en una fuente de esperanza y restauración.

En Jesús Salva Mi Familia, estos valores son la base de nuestro trabajo y nuestra vida diaria. Creemos en el poder transformador de Dios y en la fuerza de la comunidad de fe para enfrentar cualquier desafío, siempre con esperanza, amor y fidelidad a los principios de nuestra fe.

 

 

 

Creer en la palabra de Dios

 

Creer En La Palabra De Dios

Me casé en octubre del 2012, aunque dicen que los primeros años de matrimonio son los más felices, para mí y sobre todo para mi esposo no lo fueron. Fueron años difíciles, porque yo era una mujer NECIA, pero para ese entonces no sabía nada acerca de ser mujer sabia o necia, solo era YO, quería que se hiciera lo que yo quería porque me creía la más perfecta y con menos errores de los que podía tener mi esposo. Nuestro primer aniversario fue horrible, peleas, discusiones, celos, en fin. Ya para junio del 2014 paso algo raro, me llego un correo de esta página “Nunca hables mal de tu cónyuge, tú la elegiste, le prometiste públicamente amarla, es parte de ti, al denigrarla te denigras a ti mismo. Si te desagradan los defectos de tu cónyuge, ayúdalo en privado, pero nunca lo dejes mal delante de los demás. Pasos para restaurar tu matrimonio…” hoy día aún no sé porque me llegó, pregunté a mi madre y a  mi hermana, quienes sabían que tenía dificultades en mi matrimonio, si ellas me lo habían enviado, pero no fueron ellas.

El día que recibí ese “mensaje” se me aguaron los ojos, pero seguí con mi errada vida y nunca ingrese a la página. En noviembre de ese año quedé embarazada. Yo estaba feliz porque pensaba que el bebé nos arreglaría el matrimonio, pero mi esposo lo tenía claro, un bebé nunca arreglaría nuestros problemas, y obvio nunca estuvo feliz con mi estado pues proyectaba el hogar de peleas que le daríamos a nuestro hijo. Pasaban los días y la situación era más caótica, simplemente mi esposo no me soportaba, pero yo enfocada en mi dulce espera, hasta que pasó lo impensable: perdí en bebé en enero de 2015, fue devastador para mí, además del dolor de perderlo pensaba que era la forma en que mi esposo estuviera conmigo. Así pasaron los días y un día a finales de febrero tuve otra discusión con mi esposo y fue ahí cuando me dijo que lo mejor era separarnos, yo pensé que era el malgenio de él en el momento, pero no; me dejo de hablar, empezó a ser indiferente y el 5 de marzo llegué del trabajo y él estaba sacando sus cosas del apartamento y por más que le rogué, no quiso quedarse.

Cuando mi esposo se fue llevábamos 2 años y 5 meses de casados. Gracias a mi orgullo y al ánimo o consejos de las personas que me rodeaban pensaba que era él quien estaba perdiendo una maravillosa mujer, trabajadora, estudiada y de buenos principios.

En esa época yo iba de vez en cuando a un grupo de oración y había tenido muchas ganas de ir a un retiro Emaús, pero siempre pasaba algo que no me permitía ir; sin embargo, al mes que mi esposo se había ido me pude ir de retiro, fue una experiencia muy linda, fue la semilla de Dios que hacía falta en mi propia vida.

Pasaban los días, pero por más que le pedía a Dios, sentía que mi vida no tenía sentido, muchas veces pensé cosas feas, que solo Dios tiene la disposición de pensar y decidir; y obvio en el trabajo bajé  mi rendimiento. No podía comer, no podía dormir, con los días hasta mi familia le daba rabia conmigo porque yo me la pasaba llorando, entonces poco a poco, cada vez me sentía más y más sola.

El desierto apenas comenzaba…gracias a Dios conocí a un chico seminarista, hoy día retirado y un gran amigo. Me apoyé mucho en él, hacíamos oración por teléfono, era la única forma de calmar mi aflicción y dejar de llamar por teléfono a mi esposo.

Mis rutinas diarias eran orar, ir al grupo de oración, visitar el Santísimo casi todos los días; no se imaginan lo milagroso que es. Un día en confesión un Padre me dijo: “Pídale a Él (señalando al Santísimo), lo que no pueda hacer Él, no lo hace nadie sobre la faz de la tierra”! y bueno a eso fue lo que me dedique.

De vez en cuando mi esposo iba al apartamento y yo lo atendía lo mejor que podía, igual seguía siendo su esposa, al comienzo lo hice por instinto, pero ya después que empecé a leer de esta página, leí el libro “Como Dios puede y quiere restaurar su matrimonio” (se descarga gratis por internet) y lo atendía con más convicción. También con los días conocí qué era ser mujer necia, y fue cuando comprendí que la que tenía mayor responsabilidad en la decisión de mi esposo había sido yo!, pero cómo mejorar?, como cambiar si no tienes a la persona ahí a tu lado para demostrárselo?

Le empecé a pedir a Dios por la restauración de mi hogar, a veces sentí que no me escuchaba, hasta que un día mi amigo, el seminarista, me enseñó a “Pedir Palabra” en la Santa Biblia y…fue maravilloso…hoy día sé que Dios nos habla, pero en ese momento dije: que coincidencia! Y me pareció hasta chistoso o que mi amigo había hecho que saliera ese texto en oración, nos salió Isaías 62, mi amigo me decía: “Esa la promesa de Dios para ti, imprímela, léela todos los días, reclámasela a Dios”, pero como hacer esto?…hasta que entendí que era hablarle con nuestro corazón a Dios, aunque a veces entre más sabía y me daba cuenta de mis errores, no podía ni orar, solo lloraba y lloraba frente al altar, frente al Santísimo, o simplemente frente al altar que tengo en mi apartamento.

Los días pasaban y cada vez mi esposo me visitaba menos y me hablaba y presionaba más por el divorcio. El por su lado, él  se dedicó a lo que se dedican algunos hombres cuando abandonan el hogar: mujeres, rumba y licor y a cambio recibió: ruina económica; esto también me lo mostró Dios que sobrevendría por medio de su palabra, en las lecturas de Job cuando oraba por mi esposo.

Los días eran eternos, habían días que tenía muchas esperanza, otros me sentía perdida, sin saber que más hacer. Trataba de salir con mis amigas, aunque esto era en vano porque mi alma, mi corazón estaban con mi esposo. Ningún plan me gustaba.

Para mayo, recuerdo que mi esposo decidió viajar a las fiestas de otra ciudad y a mí me dio una ansiedad por llamarlo (en ese momento no sabía que había viajado), aún  sabiendo que el consejo de todo el mundo era no hacerlo. Pues  lo llamé y estaba tan distante, parecía otro y en medio de la conversación me dio a entender que ya tenía otra ilusión, otra mujer. Atando cabos, sé  que la noche que el  la conoció, yo estaba sola en mi apartamento y me entró  una depresión, mi corazón tal vez presentía lo que estaba sucediendo, yo sin saber que él había viajado. Ese fin de semana y lo que él vivió, le dio fuerzas para contactar un abogado y enviarme a la semana siguiente los papeles de divorcio.

Gracias a Dios tuve un “trípode” le llamo yo, que me ayudó en este desierto, fue mi amigo el seminarista y dos amigas del trabajo, ellas muy piadosas y creyentes, que también me ayudaban a conocer la palabra y las obras de Dios, siempre estuvo alguno de ellos tres que no me dejaban dudar de Dios y de su propósito.

Yo seguía en la lucha, evadiendo la firma del divorcio, orando y otras veces ayunando. Una vez por 9 días me levanté  a las 3 am a rezar el Santo Rosario, y en las tardes a las 3.pm hacia el Rosario de la Misericordia.

Un día de junio, por un curso de la empresa conocí a un psicólogo y hablé con él acerca de  mi situación y supe que daba terapias de pareja, yo pensé en ese momento que era la única manera (terrenal y racional) de llegar a mi esposo, pues él es muy lógico, muy racional. Bueno me arriesgué  y le dije que hiciéramos terapia de pareja, su respuesta fue un NO rotundo, pues “no quería desgastarse en una decisión ya tomada, ni crear falsas esperanzas”.

Mi única opción: orar. Así que Dios me regalo por medio de su palabra que me regalaría las terapias con mi esposo por medio de Nehemías 2; 10-20, y esto fue mágico! Hermanos mi esposo a los pocos días accedió a la terapia…esto fue como en julio, la terapia tenía dos opciones, que nos reconciliáramos o que entendiéramos (sobre todo yo) que lo mejor para los dos era el divorcio.

No fue fácil encontrarnos en las terapias pues me saludaba como una amiga, duramos casi un mes yendo cada uno por aparte y la sesión final era un cara a cara para saber si queríamos intentar un noviazgo…yo estaba que me moría de los nervios porque veía a mi esposo muy seco, así que realmente dudé…pero cuando me dijo que lo quería intentar fue mi mayor felicidad, pero no fue completa porque era como novios

Ahí el orgullo se peleaba con la emoción, pero bueno lo poco era ganancia. Era curioso, porque era reconquistar a alguien ya conocido. No fue fácil, pues en nuestras salidas lo veía al teléfono con “alguien”. Era tan difícil no pelear, no discutir, no darme mi lugar. Lo único que sé es que él se dio cuenta que supe de la presencia de “ella” en su vida (la que conocio en su viaje).

Pasaban los días y yo tenía que seguir al pie de la lucha, siendo estratégica. Mi “trípode” siempre me decía: esto es una batalla espiritual y ya sabes qué tienes que hacer! Orar, inclusive orar por ella.

Estuvimos como un mes largo de novios, yo me moría por decirle que ya regresara y que volviera a vivir conmigo, pero lo que hacía era pedirle a Dios que acercara ese momento y que El pusiera en el corazón de mi esposo ese deseo de regresar.

Un día nos quedamos de encontrar en el apartamento, él estaba hablando telefónicamente con ella, supongo que ella le hacía algún tipo de reclamo, él no se había fijado que yo había llegado y señores! lo que faltaba!: ella le dijo que estaba embarazada! Mi esposo en ese momento no me lo contó, solo me dijo que le dejara arreglar unos asuntos para saber si podía estar conmigo y salió y se fue. Yo quede destrozada, pero mis amigas y una amiga de mi grupo Emaús, me decían que eran ataques del Demonio. Tuvieron que pasar 2 semanas, hasta que mi esposo pudo encontrarse con ella para saber la verdad…todo había sido una artimaña! Gloria a Dios!

Seguíamos de novios, yo todos los días le pedía paciencia a Dios y el 6 de septiembre estaba arrodillada frente a mi altar, cuando mi esposo abrió la puerta del apartamento y llegó  con su maletica de regreso a nuestro hogar.

Fueron 6 meses exactos atravesando ese desierto de la separación. Mi Señor Jesús y con la intercesión de la Virgencita hicieron posible lo imposible: regresarme a mi esposo después que él ni me quería ni hablar, ni me soportaba.

No ha sido fácil, más cuando por la naturaleza humana se vuelve a caer en los mismos errores, pero les cuento que ese diciembre (2015) Dios me dio la dicha de quedar embarazada (contra todos los pronósticos de los doctores) este es otro milagro en mi vida, pues el mes anterior había tenido otro aborto involuntario y ya me había hecho a la idea que no podría ser madre, pero nuevamente Dios se manifestó en  mi vida y mi hijo nació vivo, se llama Juan José y es el mayor motivo de nosotros para estar unidos y luchar día a día por nuestro matrimonio.

Hoy día (2019) sé que todo pasó con un propósito, y Dios tenía todo tan fríamente calculado, que todo el desierto fue perfecto, todo pasa por algo, simplemente no perdamos la fe, porque Dios es un Padre consentidor demasiado bueno, y nos concede los anhelos de nuestro corazón si lo pedimos con fe y humildad. Hay que buscar siempre de Él y más si se está bajo el sacramento del matrimonio. Es una unión de 3, un Lazo de tres hilos.

 

Mi testimonio para mujeres que como yo, perdieron la Esperanza y al final vieron la Misericordia de Dios

Mi Testimonio Para Mujeres Que Como Yo, Perdieron La Esperanza Y Al Final Vieron La Misericordia De Dios

Buenas tardes Jesús Salva mi Familia,

Quisiera compartir con Ustedes mi testimonio, ojalá puedan considerarlo para mujeres como yo que perdieron la esperanza y al final vieron la misericordia de Dios a pesar de todo pronóstico.

A mis 35 años de edad, llevaba 13 años de unión libre con mi “Esposo” con una niña de 4 años.
Podría decir que en mi trabajo mi iba muy bien, tenía una posición económica muy buena y me sentía muy bien físicamente; esto último lo menciono porque tuve una vacante en mi departamento y contrate a una persona joven que empezó a elogiarme y a ponerme mucha atención, nos atraíamos físicamente. Por el trabajo, pasaba mucho tiempo con él y aunque nunca paso algo sexual ahora comprendo que abrí una puerta a satanás para destruir mi relación que bien cimentada no estaba pues no teníamos el Sacramento del Matrimonio.
Mi Esposo llegaba muy tarde del trabajo, un día le encontré en su libreta una carta de una supuesta amante. Él lo negó todo y lo eché de nuestra casa. Al día siguiente sacó todas sus cosas.

Al principio estaba feliz y aliviada, todo mundo me decía que era muy joven y guapa para rehacer mi vida. Al cabo de un par de meses, me dí cuenta de que había acabado con mi familia. Culpé a la familia de mi Esposo por ser entrometidos. Me acerqué a la brujería, lectura de tarot, lectura de péndulo, cartas de ángeles, etc. Así estuve un año.

Los encuentros que tenía con mi Esposo por nuestra hija eran horribles, de total indiferencia; él estaba súper delgado, se veía físicamente mal; yo intenté varias veces hablar con él sin éxito.

Un día, manejando imploré a Dios, que por cierto, no sé porque lo hice pues en ese entonces no era Católica. La imploré que me diera una señal de que mi Esposo regresaría a casa, le pedí que me mostrará un arco iris. Conforme avance por la ruta, al cabo de 10 minutos, vi un arco iris al fondo; quedé tan sorprendida que tomé fotografía. Pensé que era cuestión de días esa promesa que había recibido de Dios pero no fue así.
Era diciembre del año 2017, sentía una gran tristeza en mi ser.

Una noche antes de Navidad, me rendí, confesé mis pecados ante Jesús en mi habitación pero de inmediato sentí la necesidad de acudir a la Iglesia a hacerlo. A partir de ese momento fui a la Iglesia cada domingo acompañada por mi hija, descubrí la paz que da el rezo del Santo Rosario y le pedí a la Virgen de Guadalupe que intercediera por mí ante Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Empecé a ayunar, mi primer ayuno lo hice por tres días. Deseaba que llegara la noche para rezar el Rosario.

En el segundo ayuno que hice fue por 9 días. Para ese entonces, mi Esposo, aceptó ir con mi hija y conmigo a la Santa Misa. Lo vi durante la Eucaristía llorando y sumergido de dolor. Le había ya pedido a Dios que me quitara todas las cosas materiales sino eran para mi beneficio y para el de mi Esposo, pues mi única intención era mantener mi familia unida.

Mi hija no estaba bautizada y tenía una urgencia por bautizarla pero no quería hacerlo sin mi Esposo al lado. Mi Esposo perdió su trabajo y su automóvil nuevo.  El día 9 de mi ayuno, llego mi Esposo a mi casa en la noche, me pidió que me casara con él. Me dijo que regresaba porque me amaba no por mi hija, y aún me lo sigue diciendo. Fue un momento de incredulidad para mí, no esperaba que Dios contestará mis oraciones ese día.

Nos casamos, bautizamos a nuestra hija y ahora me encuentro esperando a nuestro segundo bebé.
Sé que este relato es breve y que tal vez omita varias cosas que pasaron, el sufrimiento de lo vivido no se puede plasmar en una hoja de papel.
Dios es fiel y cumple sus promesas.

Ahora somos una familia muy distinta a la que eramos porque Dios está con nosotros y porque cada decisión que tomamos ponemos a Dios primero, si es su voluntad se hará y aunque a veces es difícil asumir los “no” de Dios, él sabe lo que es mejor para nosotros.
Ahora puedo decir que estoy agradecida con lo que sucedió porque descubrí a Jesús y la la Virgen Santísima.

Perseveré , ore ayuné fui obediente a Dios!

Perseveré , Ore Ayuné Fui Obediente A Dios!

Buenos días hermanos quiero contarles mi testimonio de restauración y celebrar con ustedes que Dios y la Virgen hicieron el milagro y gracias al grupo de Jesús salva mi familia a Maria Mejia , al Padre Mariusz y a la orientación de todos ellos aprendí a entregarle todo a Dios a perseverar y a perdonar, llevábamos 24 años de casados y mi esposo conoció una persona por la cual me dejo y estuvimos separados más de 5 años en los cuales sufrí , lloré, pero perseveré , ore ayuné fui obediente a Dios , y cuando le entregué a mi esposo a Dios, cuando deje de orar sin angustia, cuando le pedí a Dios por mí más que por mi esposo entonces se empezaron a dar las cosas y para la gloria de Dios estamos juntos nuevamente, y me tocó irme a vivir a la costa así que aunque no asisto a las reuniones estoy en los grupos de Whatsapp escucho la emisora Palotti y gracias a Dios donde vivo acaban de abrir un oratorio y mi esposo colaboró mucho con este oratorio , ahí voy diario a orar por mi y por todos ustedes , hermanitas no pierdan la Fe que el tiempo de Dios es muy perfecto, y para El nada hay imposible , confíen en Dios perseveren y no desfallezcan , les dejo unas foticos de el día que renovamos votos lo hicimos después de 4 meses de haber vuelto por que yo quería que fuera allá en Bogota con ustedes, pero no se pudo , que Dios los bendiga a todos.

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“Entendí que yo no puedo cambiar a nadie, que mi única misión es orar por mi esposo y por mis hijos, que debo dejar a Dios ser Dios y actuar en nuestras vidas”

«Entendí Que Yo No Puedo Cambiar A Nadie, Que Mi Única Misión Es Orar Por Mi Esposo Y Por Mis Hijos, Que Debo Dejar A Dios Ser Dios Y Actuar En Nuestras Vidas»

Aunque sé que la restauración de mi matrimonio es un regalo del cielo, me siento en deuda con JSMF, porque perseveré en la lucha gracias a esta bendecida comunidad.

  En este momento llevamos dos años de tener nuestro hogar restaurado, el año pasado fue complicado y hubo algunas ocasiones que llegué a pensar en que había sido un error que estuviéramos viviendo con mi esposo. Por eso el año pasado ni pensé en escribir este testimonio.

  Estuvimos separados desde septiembre del 2011 hasta enero del 2017, en ese tiempo él estuvo conviviendo con otra mujer y de esa relación quedó una niña que es 3 años menor que mi hija, nos separamos cuando yo tenía 7 meses de embarazo en medio de muchas mentiras.

Lo maravilloso es ver como Dios fue actuando de “manera misteriosa” para que él se diera cuenta que su lugar era con su familia. A JSMF lo encontré en el año 2013, estaba yo viviendo en Villavicencio, en un momento que estaba sin saber que debía hacer con mi vida, con el corazón destrozado oraba constantemente, pidiéndole a Dios que me quitara a mi esposo de mi corazón, yo no quería llorar más por él, tampoco quería odiarlo y en medio de mi dolor buscando una novena a Santa Rita, la encontré en su página y lo tomé como una señal, JSMF me mostró el camino que debía seguir, si bien ya había empezado a caminar con el Señor, ahora sí estaba frecuentando los sacramentos y tenía vida de oración, creía que lo que debía hacer era dejar de amar a mi esposo y hacerme a un lado. Pero cuando empecé a leer el contenido de la página, estaba en un grupo que había en gmail y leia los testimonios de tantas personas, me di cuenta que mi misión era orar por mi esposo, por su conversión y por ella, aunque debo confesar que aun me cuesta hacerlo por ella.

A los pocos meses de haber empezado a hacer oración a las 3am, ellos se separaron y yo conseguí empleo, por mis horarios de trabajo no fui capaz de seguir haciendo oración a las 3am, y aunque ya no vivían juntos él tampoco regresó a vivir conmigo y mis hijos, casi todo el año 2014 se mantuvo el triángulo, incluso vivíamos en 3 apartamentos en el mismo sector, y él muy cómodamente mantenía una relación con las 2 e incluso con algunas más, por supuesto yo no sabía hasta que ella me contactó por teléfono cóntandome que estaba en embarazo y que necesitaba que yo le ayudara. Yo no quise hablar con ella, hablé con mi esposo y le dije que por favor no me inmiscuyeran en sus problemas y así estuvieron las cosas, ella seguía escribiéndome y enviándome cosas que él le escribía y yo seguía de pie por mi matrimonio, para inicios del 2015 quedé desempleada otra vez y para junio encontré una oportunidad laboral en Sogamoso, me fui con mis hijos para allá muy ilusionada porque era un buen trabajo que me iba a solucionar mis problemas económicos pero con la dificultad que trae estar lejos de todos los parientes con dos hijos, mi niña tenía en ese momento tres años y mi hijo 13.  En resumen del año y medio en Sogamoso lo único que quedó fue un mayor acercamiento a Dios, una deuda económica muy grande con mi madre y la resolución de volver a Manizales, mi ciudad de origen a empezar de nuevo mi vida, estuve allá hasta final del año escolar para no cortarle nuevamente el estudio a mi hijo mayor y mientras esperábamos que se acabara el año escolar, mi esposo renunció a su trabajo en Villavicencio y se vino a Manizales a vivir en la casa de su mamá mientras mis hijos terminaban el año escolar y yo buscaba trabajo.

El trabajo se me dio a finales de enero del año pasado y tuvimos que buscar un apartamento en arriendo para trasladarnos aquí. Al principio fue muy difícil la convivencia, ha ido mejorando y para Gloria de Dios ahora mi esposo es el que acosa para ir a misa cada domingo. Entendí que yo no puedo cambiar a nadie, que mi única misión es orar por mi esposo y por mis hijos, que debo dejar a Dios ser Dios y actuar en nuestras vidas, porque tenemos un Padre amoroso que lo único que quiere es el bienestar de nuestras almas.

Cada vez que sé que alguien tiene problemas en su matrimonio los remito a la página, porque, aunque no he sido la más fiel seguidora de la comunidad sí tengo una deuda de gratitud muy grande.

Dios les siga bendiciendo.

Quiero darle la Gloria a Dios de lo que está haciendo en mi vida!

 

Quiero darle la Gloria a Dios de lo que está haciendo en mi vida!

Buenos días hermanas, soy  de Ecuador y quiero darle la Gloria al Señor a través de mi testimonio y todo lo maravilloso que ha hecho y está haciendo en mi vida.  En abril del 2016 mi esposo se fue de casa, resentido, dolido y decidido a no volver nunca más, después de 13 años de matrimonio. Yo inicié mi lucha con el Señor un mes antes de que él se fuera, lo que me ayudó a entender, pero no a evitarme el dolor profundo y desgarrador de la situación.

   Mi esposo tomó esta decisión, porque yo no fui la esposa cristiana que debí ser; la mayoría del tiempo fui contenciosa, peleona, mandona, usurpé el rol de mi esposo como cabeza del hogar, y además de esto, de los peores pecados que cometí fue, haber puesto como ídolo a mi esposo y haber sacado a Dios de nuestra vidas.

   Durante este proceso, ocurrieron muchas cosas horribles y difíciles, pero en cada una el Señor estuvo a mi lado, me enseñó que cada momento era necesario, que Él y su enorme amor y misericordia, iban a sanar y restaurar mi corazón, el de mis hijas y sobre todo a mi familia.

Un primer recurso que me ayudó a sobrellevar la batalla fue el libro “¿Cómo Dios puede y va a restaurar tu matrimonio?”, en el que entendí que el Señor tenía todo bajo su poder y que primero debía cambiarme a mí, para que lo demás viniera por añadidura. Ponerlo en primer lugar, confiar en Él, creerle y dejar que hiciera los cambios en mí, ha sido indispensable en el proceso.

Luego de un año de lucha, donde solo vi odio de parte de mi esposo, mucha distancia y cero posibilidad de reconciliación, recibí una primera señal: el Señor, empezó a trabajar en Él, después de saber que yo ya era completamente suya y mi corazón le pertenecía. Mi esposo perdió su excelente empleo, tuvo que devolver el departamento de lujo en el que vivía y regresó a vivir donde sus padres. Yo, durante toda esa época siempre declaré que esa permanencia en ese lugar iba a ser temporal y así fue, Dios fue fiel y lo sacó de ahí y lo llevó a a vivir donde sus papás, donde le pedí a Dios que su estancia ahí, sea aún más temporal.

El corazón de mi esposo seguía endurecido, a pesar de la dura prueba que estaba atravesando. Yo por mi lado, parecía que no era la que oraba y entregaba mi vida al Señor, dado que tuve que vivir una tras otra experiencias difíciles y dolorosas; yo sabía que Dios estaba trabajando en mí, cambiándome y haciéndome toda de nuevo, después de pasarme por el fuego una y otra vez. La disposición de mi corazón, ha sido el secreto para que nuestro Amado Padre, pueda obrar.

En agosto de 2017, mi hija mayor tuvo que ser intervenida quirurgicamente y de emergencia, yo sabía que era algo que Dios había permitido para su buen propósito; durante los días en el hospital, mi esposo y yo estuvimos con la nena, dormimos ahí, y convivimos en paz. Ese fin de semana, oré con fe y humildad al Señor, y le dije que no quería pasar un solo fin de semana más sola, que quería e iba a pasar con mi familia, y así, tan bueno y maravilloso, Dios me dio este deseo de mi corazón.

Mi esposo empezó a ir a la casa todos los fines de semana a pasar con mis hijas y conmigo, ya no se las llevó más. Después de unos meses se quedó a dormir en la casa, no en nuestra cama, pero bajo el mismo techo. Yo veía la obra del Señor cada día, aunque las pruebas en la convivencia eran aún más duras; yo decidí creerle a nuestro Amado Padre Celestial y declarar que si me había llevado hasta ahí, iba a terminar la buena obra en nosotros. Yo ya no era la mujer que peleaba y exigía, sino trataba, con la ayuda del Señor, de ser serena, sabia y apacible; además integré a mi esposo a todas las oraciones familiares, él participaba con gusto (cuando antes no quería saber nada, absolutamente nada de Dios), él sabía que nuestro Padre estaba en nuestro hogar y esa paz le conquistaba cada vez más.

En diciembre del 2017, mi esposo después de una conversación decidió que era hora de regresar y se lo comunicó a las hijas; ellas se pusieron tan felices, sabiendo que Dios había respondido cada oración, que nunca fue ajeno a nuestros sufrimiento y dolor. El 1 de enero de 2018, mi esposo volvió a dormir conmigo, me pidió perdón por haberse ido y que dejemos el pasado atrás y empecemos de cero.

Es poquito el tiempo de restauración, pero día a día el Señor hace su obra. Todo lo que vivimos valió la pena; yo no soy la mujer perfecta, mi esposo tampoco, pero ahora tenemos a Jesús en el medio, y sabemos que mientras viva en nuestro hogar (que será para siempre), todo funcionará de acuerdo a su perfecta obra.

Les motivo a creer en las promesas del Señor, Él puede y va a restaurar su matrimonio; no va a ser a través del camino fácil, pero este garantizará la salvación y eternidad a su lado.

Mi esposo y yo, estamos reviviendo todo lo bueno y viviendo lo nuevo que ha está haciendo el Señor. A fin de mes vamos a un retiro de matrimonios, otro regalo de nuestro Dios. Yo decidí creer, obedecer y amar a Dios, Él fue bueno y fiel, al devolverme a mi familia.

Las abrazo hermanas.

Bendiciones y siempre en mis oraciones, hasta ver a cada familia y hogar restaurado.

Por qué donde hay un hilo de tres es difícil de romper

 

Por Qué Donde Hay Un Hilo De Tres Es Difícil De Romper

 


Por qué la Gloria es para ti Señor. El que de la mano me llevaste y nunca me sueltas , por que el camino fue largo con muchas derrotas y tristezas pero a tu lado me levantabas y con más fortaleza en la oración seguíamos adelante, por que tú luchaste por nuestro hogar por nuestra conversión y por nuestro matrimonio. Todo fue a tu tiempo y según tus planes y no los míos.

Y ahora se que tú tienes lo mejor para nosotros, las promesas tuyas Señor son fieles, solo tenemos que tener un corazón entregado a ti y para ti sin apegos humanos un amor sincero por qué el amor humano es imperfecto pero el amor que tú nos enseñas es el real el amor de Dios.

Fueron casi 7 años en el que el Señor trabajó en cada uno por separado y pidiendo primero que todo por la conversión mi y de mi esposo por qué mi corazón siempre anhelaba que mi esposo volviera arrodillado a tus pies Señor y es así como lo has hecho, tú despejaste el camino de toda piedra que estaba en el. Quitando vendas que no dejaban ver, solo tu Señor con tu infinita misericordia haces cosas grandes , por eso nunca desfallezcas , lucha , cree ten fe que Dios actúa . Hoy el Señor ha sido testigo de su obra , un matrimonio restaurado después de casi siete años de estar separados y divorciados un matrimonio que nuevamente ante Dios renueva sus votos y alianza por qué donde hay un hilo de tres es difícil de romper, ahora Señor eres el centro de nuestro hogar y te servimos a ti, grande y maravilloso es el Señor . Sigue orando por ti y por tu hogar.
De nuevo Señor la Gloria y victoria es Tuya.

“Aferrate a Dios y cree en sus promesas”

 

«Aferrate A Dios Y Cree En Sus Promesas»

Los que siembran entre lágrimas cosecharan entre gritos de alegría (sal. 126)
Hermanos el Señor ha demostrado su amor y su misericordia en mi vida y en mi matrimonio…. El Señor ha dado vida a los huesos muertos y ha encontrado lo que creíamos perdido.
Yo crecí en la iglesia, sin embargo no fue hasta mi crisis familiar y personal cuando pude conocer al Señor de verdad y comprender tantas cosas que solo sabía de oídas.
Me case por la iglesia y completamente enamorada, tuvimos a nuestro primer hijo y todo era color de rosa, llego el segundo hijo y las cosas comenzaron a cambiar, la rutina, el trabajo, el estrés, sin darnos cuenta comenzó a crecer una pared entre nosotros, y la distancia se hizo tan grande que una tercera persona consiguió el espacio para entrar….
En el año 2013, estábamos esperando a nuestro tercer hijo, un embarazo de riesgo, tenía todo lo que materialmente se puede desear, una linda casa, carro, trabajo, en fin, parecía que nada faltaba pero realmente lo que faltaba era lo más importante, ese marzo 2013, fuimos de vacaciones y aunque juntos estábamos distantes, entonces llegó la crisis, descubrí que mi esposo tenía una relación con om, fue un golpe duro e inesperado, lo enfrente y él lo reconoció, le pedí que eligiera entre ella o nosotros y el la eligió a ella, se fue de casa y yo comencé mi proceso, tuve que dejar mi hogar por mi estado de salud, pues desarrolle pre eclampsia, me fui con mis hijos de 5 y 2 años a casa de mi madre en otra ciudad a 5 horas de distancia y allí termine mi embarazo, llegó al mundo mi bebe y me toco cambiar, no tenía opción, lo primero fue la depresión, el llanto, y las preguntas el ¿por qué? De todo, sin embargo Dios no respondía como yo esperaba, sino como yo necesitaba, puso en mi camino ángeles guardianes para guiarme, un gran sacerdote, a quien me acerque para confesarme, y me recibió como a la hija pródiga que vuelve a casa me abrió las puertas de la iglesia y de mi conversión, se convirtió en mi guía espiritual por un año aproximadamente, también envió Dios a una psicóloga cristiana, que me apoyo mucho y me ayudo a encontrarme otra vez conmigo misma.. Luego del nacimiento de mi bebe comencé a trabajar en mí, ahora sola con tres niños menores de 6 años, debía trabajar y cuidar de ellos, así que Dios me guio para iniciar una empresa, que al día de hoy aún existe y es una gran bendición, me guio para continuar mis estudios de maestría, los cuales también me hicieron crecer y madurar, pero creo que lo más importante fue guiarme a servir en la iglesia, poniendo mi guitarra y mi voz a su servicio, fueron largos años, en los que mi esposo iba y venía, a veces mejoraba nuestra comunicación y a veces era nula, creo que los más afectaos fueron los niños, pues amaban a su padre, y mantener su imagen de súper papá, nunca contarles nada malo a ellos y no involucrarlos en nuestro problema fue un gran reto. Mis niños pasaron por un psicólogo que les guio en parte del proceso, lloraban cada día y cada noche, hasta que un día cualquiera mi hijo mayor que entonces tenía 5 años se levantó muy contento y me dijo “mami anoche hable con papá Dios me dijo que no llorara más, que el tercer julio iríamos todos juntos a casa”, a partir de ese día mi niño nunca mas volvió a llorar y le levantaba el ánimo a su hermanito cuando lloraba diciéndole que pronto todos volveríamos juntos a casa. Sin embargo el tiempo pasaba y todo parecía empeorar, mi esposo iba de viaje fuera del país, vivía una vida que cada día parecía más alejada de nosotros y se mostraba tan feliz que parecía que todo estaba perdido, un día en medio de mis lágrimas le pregunte a Dios que quería que hiciera y me dormí llorando, entre dormida y despierta recuerdo haber oído una voz que me decía “quítate de su camino”, me desperté con una paz que no podría explicar y trate de cumplir lo que Dios quería, así que me concentre en mi trabajo, mis estudios, mi servicio parroquial y sobre todo en mis hijos, un día el Señor me dio una promesa en Sofonías 3 14-20, esto me sostuvo durante los años que aun faltarían para ver realizadas las promesas del Señor, en el final del 2016 mi esposo tuvo un falso regreso, comenzamos un noviazgo, pero al llegar navidad todo se desmorono, me dijo que era imposible para el seguir conmigo pues no sentía nada por mí, me decepcione en gran manera y para comienzos de 2017 me encontraba tan confundida que decidí darme la oportunidad de conocer a otros chicos, tuve algunas citas pero me sentía cada vez más desorientada, mi sacerdote me pidió que tomara unos talleres de formación para catequistas como parte de mi proceso de crecimiento y para prestar mejor servicio, y allí en uno de los talleres, un día cualquiera del mes de marzo toco una charla sobre los dogmas marianos, al final la encargada de la charla sacó de su bolso un paquete de tarjetas con diversas advocaciones de la virgen y al azar comenzó a darle una a cada participante, sin embargo al llegar a mí se detuvo y miro la tarjeta, la devolvió al paquete y comenzó a buscar entre todas las disponibles, hasta encontrar una de la virgen de Chiquinquirá, la tomo y me dijo: “ esta es la que el señor quiere darte” (aclaro que esta señora nunca me había visto y luego de ese día no volví a verla, fue un ángel de Dios) y cuando la vi las lágrimas brotaron de mis hijos pues nuestro matrimonio se realizó en la basílica de nuestra señora de Chiquinquirá, ella me abrazó y me dijo no sé lo que esté pasando en tu vida pero aférrate al Señor y cree en sus promesas, él lo ha dicho y lo cumplirá. Luego de allí pasaron algunas pequeñas cosas que fueron acercando a mi esposo, yo entonces estaba entre disfrutar la compañía de OH que me decía cosas lindas y me hacía sentir especial o la compañía de mi esposo que era cada vez más seca y que yo ya no quería, pero sabía dentro de mí que era lo que Dios quería. Hay un detalle muy importante que no puedo dejar pasar por alto, al principio de mi búsqueda encontré la página de Jesús salva mi familia y allí hice grandes amigos, luego de un tiempo la página presento problemas y perdimos la comunicación, así que crearon un pequeño grupo del chat y me invitaron, estas hermanitas han sido mis mejores amigas, mis hermanas de la fe y especialmente mis compañeras de oración…
Para el mes de junio recibí un informe de mi psicólogo que me decía que los niños necesitaban la imagen paterna para mejorar sus problemas, yo estaba realmente preocupada por ellos, así que en la visita de mi esposo tome valor y me senté a hablar con él, le dije que yo respetaba su libertad y le deseaba lo mejor, pero que los niños necesitaban una figura paterna y yo un esposo, por lo tanto, si él no quería tomar ese lugar yo conseguiría a alguien que deseara hacerlo y que todo seguiría igual pues el seguiría siendo el padre de los niños y podría visitarlos cuando así lo deseara, mi esposo no me contestó nada, sin embargo el día siguiente antes de partir me dijo que se esforzaría por ser un mejor padre y pasaría más tiempo con los niños. Y a partir de allí el cambio comenzó realmente, llamaba a diario, me buscaba conversación y ya para julio para mi cumpleaños vino de visita para estar conmigo, me pidió volver a intentar un acercamiento, yo no supe que decirle, sin embargo unos pocos días después tenía la defensa de mi tesis y comencé a tener problemas con mi carro y mucho estrés, el mostro mucho interés y viajo para apoyarme con mi tesis y me pidió volver a nuestra casa para pasar unos días de vacaciones con los niños, solos y en paz, el 23 de julio de 2017 todos juntos volvíamos a nuestro hogar para unas cortas vacaciones, pero al estar cerca de mi casa llegó a mi mente aquello que un día mi hijo me dijo “ que el tercer julio volveríamos todos juntos a casa” habían pasado 3 años desde aquel entonces y estábamos en el carro, todos juntos en el mes de julio llegando a casa…. Esos días fueron maravillosos me llevaba a todas partes, me presentaba como su esposa, se mostraba como el hombre más feliz del mundo por estar con su familia, y cuando ya las vacaciones estaban por terminar hablamos y me dijo que quería que estuviéramos todos juntos otra vez…. Decidimos buscar escuela para los niños y si lo lográbamos pues nos mudaríamos y así fue, de una forma sorprendente Dios abrió las puertas y encontramos escuela, cuando hablamos con los niños estaban muy felices y debo decirles que ya el próximo 23 de julio cumpliremos un año de haber iniciado nuestro proceso de restauración…. Porque para Dios no existen los imposibles, la vida no es muchas veces como quisiéramos pero con Dios es siempre lo mejor. Pude conocerlo, cambiar y hoy por hoy decirles que soy un apersona completamente diferente.
¿Qué cambio? Podría decir que todo, comprendí que yo no tengo el control, aprendí de los múltiples errores que cometí en el pasado, me di cuenta de que servir en la iglesia es un privilegio, pues aunque nunca pagare todo lo que Dios ha hecho, está haciendo y hará en mi vida, puedo al menos darle gracias y ayudar a otros a encontrarse con él. Siento que nada está terminado, que por el contrario cada día estoy escribiendo una nueva página de mi historia y disfrutado de las bendiciones cotidianas.
¿Oraciones? Al principio creía que a fuerza de mucho rezar haría que Dios cambiaria a mi esposo y lo regresara a casa de una vez, poco a poco aprendí que orar es hablar con Dios y empecé a experimentarlo, el rosario es ya una parte de mi día a día, la biblia la leí completa, primero buscando respuestas y luego poco a poco enamorándome de Dios y su palabra, tome clases de biblia, de oración, de kerigma, busque un guía espiritual, y aprendí que lo ideal es buscar el reino de Dios y todo lo demás llegará por añadidura. Ahora canto y a través de la música sé que oro dos veces como dice san Agustín.
Ya para cerrar les diré que Dios nos ama, ama a las familias y está en el trabajo de restáuralas, solo falta que una de las partes le crea sus promesas y camine en fe, un día a la vez, aunque no vea nada…. Dios hace posible lo que para nosotros es imposible.

si no hubiese sido por esta experiencia jamas hubiera conocido al amor de mis amores, a Jesus!

 

si no hubiese sido por esta experiencia jamas hubiera conocido al amor de mis amores, a Jesus!

Hoy después de 5 años recuerdo esta experiencia con agradecimiento y mucho amor, es la experiencia que cambio mi vida y la de los míos, que aunque dolió y vivi en el desierto, me permitió sacar lo mejor y lo peor de mi, pero si no hubiese sido por esta experiencia jamas hubiera conocido al amor de mis amores, a Jesus!!.
Hace cinco años estaba en un infierno, un infierno en el que llevaba hace muchos años y que yo no entendía, pero que finalmente una tarde gracias a la misericordia infinita de Dios, pude entender. Mi vida era como una guerra, no sabia ni entendía nada de lo que me pasaba ni a mi, ni a mi esposo, ni a mi familia y mucho menos a mi matrimonio.

Me negaba a aceptar que todo se había acabado, que mi matrimonio, que el amor de mi esposo hacia mi ya no existiera. Se había convertido en una persona extraña, a la cual ni siquiera conocía ya. Hoy en día le doy gracias a Dios de que hubiera permitido este d errumbe, pues nunca edifiqué sobre su piedra, nunca lo hice parte de mi familia.

Así que mi castillo de arena se esfumo en un segundo. Aquel 29 de enero de 2013, me entere lo que ya mi corazón sabia, pero que mi cabeza, mi alma y todo mi ser se negaban a aceptar, mi esposo tenia una amante, estaba enamorado de ella, yo no existía en su vida y lo peor de todo es que su amante era la persona que después de mis hijos yo mas amaba en la vida, mi hermana del alma. Ese día se fue de la casa, insulte, renegué, llore, no podía con mi dolor, la decepción, la desilusión que sentía era el doble y se me acabo la vida. Cada día mi odio aumentaba, mi rencor hacia ellos y empece a hacer planes para vengarme.

Pero Dios en su inmensa misericordia me empezó a poner instrumentos para conducirme por su sendero. Primero hice Emaus, luego conocí a los que hoy en día son mis grandes amigos, quienes a través de la oracion me permitieron fortalecerme y a quienes Jesus utilizo para hablarme y darme las directrices de qué debía hacer para que restaurar mi familia. Con ellos un padre me recomendó a JSMF, leí todos los testimonios y los libros que recomendaban, pero hubo uno que me ayudo demasiado, el poder de la esposa que ora, fue increíble lo que ese libro me enseño. En ese desierto y al conocer a Jesus, primero yo, luego mis hijos, mis papas, una de mis hermanas, luego la que había sido la amante de mi esposo, la familia de ella( su esposo y sus tres hijos) y por ultimo mi esposo, empezamos el proceso de conversión.

Ore inmensamente y mis dos pilares fueron mis dos hijos, quienes se unieron en mi oración, hasta que todos poco a poco fuimos llegando a la casa del Señor. El perdón fue clave en todo este proceso, aunado a la oración y a la conversión de corazón. El proceso fue largo, sobre todo el de mi esposo, pero Dios todo lo puede. Nadie creía que la restauración fuera posible, él paso por varias relaciones, dinero, mujeres, todo se lo daba esa porqueria, pero frente al poder de Dios no hay quien se resista. Hubo dias de desolación total, en donde pensaba que nunca se iba a dar la restauración, pero Jesus me decía, solo mírame a mi, no veas las tentaciones del mal que quieren hacerte creer que yo no cumplo.

Así que le creí y confié ciegamente en él. Poco a poco todo empezó a cambiar, mi esposo y yo empezamos a acercarnos como papas, a viajar en las vacaciones, a compartir fines de semana, hasta Dios me saco del Pais para que se diera lo prometido. Y asi es como hace 9 meses quede en embarazo de una niña, tengo dos hijos hombres de 17 y 11 años. Me parece aun mentira, y este ha sido el pegamento que Dios puso para edificar nuestra familia. Primero tumbo todo, saco escombros del suelo y luego puso las piedras de él y empezó a construir nuestro castillo. Hoy en día somos una familia católica, sabemos los peligros de la nueva era (en la época en que todo se contamino, mi familia se metió en nueva era) sabemos que sin Dios no hay vida, él es la protección que tenemos mas grande en este mundo, un mundo que yo llamo el cartucho, lleno de contaminación y peligros en el que construimos un palacio de cristal pero que con la armadura del cielo lo protegemos de todo y sabemos que sin él, nada es posible.

Confíen, oren, resistan, persistan y no desistan!! Que cuando más oscura esta la noche, más cerca esta el amanecer.

Dios los bendiga y espero que con mi testimonio, se encienda la llama de la esperanza en muchos corazones.

El que persevera alcanza!!!