Mi testimonio para mujeres que como yo, perdieron la Esperanza y al final vieron la Misericordia de Dios
Mi Testimonio Para Mujeres Que Como Yo, Perdieron La Esperanza Y Al Final Vieron La Misericordia De Dios
Buenas tardes Jesús Salva mi Familia,
Quisiera compartir con Ustedes mi testimonio, ojalá puedan considerarlo para mujeres como yo que perdieron la esperanza y al final vieron la misericordia de Dios a pesar de todo pronóstico.
A mis 35 años de edad, llevaba 13 años de unión libre con mi “Esposo” con una niña de 4 años.
Podría decir que en mi trabajo mi iba muy bien, tenía una posición económica muy buena y me sentía muy bien físicamente; esto último lo menciono porque tuve una vacante en mi departamento y contrate a una persona joven que empezó a elogiarme y a ponerme mucha atención, nos atraíamos físicamente. Por el trabajo, pasaba mucho tiempo con él y aunque nunca paso algo sexual ahora comprendo que abrí una puerta a satanás para destruir mi relación que bien cimentada no estaba pues no teníamos el Sacramento del Matrimonio.
Mi Esposo llegaba muy tarde del trabajo, un día le encontré en su libreta una carta de una supuesta amante. Él lo negó todo y lo eché de nuestra casa. Al día siguiente sacó todas sus cosas.
Al principio estaba feliz y aliviada, todo mundo me decía que era muy joven y guapa para rehacer mi vida. Al cabo de un par de meses, me dí cuenta de que había acabado con mi familia. Culpé a la familia de mi Esposo por ser entrometidos. Me acerqué a la brujería, lectura de tarot, lectura de péndulo, cartas de ángeles, etc. Así estuve un año.
Los encuentros que tenía con mi Esposo por nuestra hija eran horribles, de total indiferencia; él estaba súper delgado, se veía físicamente mal; yo intenté varias veces hablar con él sin éxito.
Un día, manejando imploré a Dios, que por cierto, no sé porque lo hice pues en ese entonces no era Católica. La imploré que me diera una señal de que mi Esposo regresaría a casa, le pedí que me mostrará un arco iris. Conforme avance por la ruta, al cabo de 10 minutos, vi un arco iris al fondo; quedé tan sorprendida que tomé fotografía. Pensé que era cuestión de días esa promesa que había recibido de Dios pero no fue así.
Era diciembre del año 2017, sentía una gran tristeza en mi ser.
Una noche antes de Navidad, me rendí, confesé mis pecados ante Jesús en mi habitación pero de inmediato sentí la necesidad de acudir a la Iglesia a hacerlo. A partir de ese momento fui a la Iglesia cada domingo acompañada por mi hija, descubrí la paz que da el rezo del Santo Rosario y le pedí a la Virgen de Guadalupe que intercediera por mí ante Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Empecé a ayunar, mi primer ayuno lo hice por tres días. Deseaba que llegara la noche para rezar el Rosario.
En el segundo ayuno que hice fue por 9 días. Para ese entonces, mi Esposo, aceptó ir con mi hija y conmigo a la Santa Misa. Lo vi durante la Eucaristía llorando y sumergido de dolor. Le había ya pedido a Dios que me quitara todas las cosas materiales sino eran para mi beneficio y para el de mi Esposo, pues mi única intención era mantener mi familia unida.
Mi hija no estaba bautizada y tenía una urgencia por bautizarla pero no quería hacerlo sin mi Esposo al lado. Mi Esposo perdió su trabajo y su automóvil nuevo. El día 9 de mi ayuno, llego mi Esposo a mi casa en la noche, me pidió que me casara con él. Me dijo que regresaba porque me amaba no por mi hija, y aún me lo sigue diciendo. Fue un momento de incredulidad para mí, no esperaba que Dios contestará mis oraciones ese día.
Nos casamos, bautizamos a nuestra hija y ahora me encuentro esperando a nuestro segundo bebé.
Sé que este relato es breve y que tal vez omita varias cosas que pasaron, el sufrimiento de lo vivido no se puede plasmar en una hoja de papel.
Dios es fiel y cumple sus promesas.
Ahora somos una familia muy distinta a la que eramos porque Dios está con nosotros y porque cada decisión que tomamos ponemos a Dios primero, si es su voluntad se hará y aunque a veces es difícil asumir los “no” de Dios, él sabe lo que es mejor para nosotros.
Ahora puedo decir que estoy agradecida con lo que sucedió porque descubrí a Jesús y la la Virgen Santísima.