“Entendí que yo no puedo cambiar a nadie, que mi única misión es orar por mi esposo y por mis hijos, que debo dejar a Dios ser Dios y actuar en nuestras vidas”
«Entendí Que Yo No Puedo Cambiar A Nadie, Que Mi Única Misión Es Orar Por Mi Esposo Y Por Mis Hijos, Que Debo Dejar A Dios Ser Dios Y Actuar En Nuestras Vidas»
Aunque sé que la restauración de mi matrimonio es un regalo del cielo, me siento en deuda con JSMF, porque perseveré en la lucha gracias a esta bendecida comunidad.
En este momento llevamos dos años de tener nuestro hogar restaurado, el año pasado fue complicado y hubo algunas ocasiones que llegué a pensar en que había sido un error que estuviéramos viviendo con mi esposo. Por eso el año pasado ni pensé en escribir este testimonio.
Estuvimos separados desde septiembre del 2011 hasta enero del 2017, en ese tiempo él estuvo conviviendo con otra mujer y de esa relación quedó una niña que es 3 años menor que mi hija, nos separamos cuando yo tenía 7 meses de embarazo en medio de muchas mentiras.
Lo maravilloso es ver como Dios fue actuando de “manera misteriosa” para que él se diera cuenta que su lugar era con su familia. A JSMF lo encontré en el año 2013, estaba yo viviendo en Villavicencio, en un momento que estaba sin saber que debía hacer con mi vida, con el corazón destrozado oraba constantemente, pidiéndole a Dios que me quitara a mi esposo de mi corazón, yo no quería llorar más por él, tampoco quería odiarlo y en medio de mi dolor buscando una novena a Santa Rita, la encontré en su página y lo tomé como una señal, JSMF me mostró el camino que debía seguir, si bien ya había empezado a caminar con el Señor, ahora sí estaba frecuentando los sacramentos y tenía vida de oración, creía que lo que debía hacer era dejar de amar a mi esposo y hacerme a un lado. Pero cuando empecé a leer el contenido de la página, estaba en un grupo que había en gmail y leia los testimonios de tantas personas, me di cuenta que mi misión era orar por mi esposo, por su conversión y por ella, aunque debo confesar que aun me cuesta hacerlo por ella.
A los pocos meses de haber empezado a hacer oración a las 3am, ellos se separaron y yo conseguí empleo, por mis horarios de trabajo no fui capaz de seguir haciendo oración a las 3am, y aunque ya no vivían juntos él tampoco regresó a vivir conmigo y mis hijos, casi todo el año 2014 se mantuvo el triángulo, incluso vivíamos en 3 apartamentos en el mismo sector, y él muy cómodamente mantenía una relación con las 2 e incluso con algunas más, por supuesto yo no sabía hasta que ella me contactó por teléfono cóntandome que estaba en embarazo y que necesitaba que yo le ayudara. Yo no quise hablar con ella, hablé con mi esposo y le dije que por favor no me inmiscuyeran en sus problemas y así estuvieron las cosas, ella seguía escribiéndome y enviándome cosas que él le escribía y yo seguía de pie por mi matrimonio, para inicios del 2015 quedé desempleada otra vez y para junio encontré una oportunidad laboral en Sogamoso, me fui con mis hijos para allá muy ilusionada porque era un buen trabajo que me iba a solucionar mis problemas económicos pero con la dificultad que trae estar lejos de todos los parientes con dos hijos, mi niña tenía en ese momento tres años y mi hijo 13. En resumen del año y medio en Sogamoso lo único que quedó fue un mayor acercamiento a Dios, una deuda económica muy grande con mi madre y la resolución de volver a Manizales, mi ciudad de origen a empezar de nuevo mi vida, estuve allá hasta final del año escolar para no cortarle nuevamente el estudio a mi hijo mayor y mientras esperábamos que se acabara el año escolar, mi esposo renunció a su trabajo en Villavicencio y se vino a Manizales a vivir en la casa de su mamá mientras mis hijos terminaban el año escolar y yo buscaba trabajo.
El trabajo se me dio a finales de enero del año pasado y tuvimos que buscar un apartamento en arriendo para trasladarnos aquí. Al principio fue muy difícil la convivencia, ha ido mejorando y para Gloria de Dios ahora mi esposo es el que acosa para ir a misa cada domingo. Entendí que yo no puedo cambiar a nadie, que mi única misión es orar por mi esposo y por mis hijos, que debo dejar a Dios ser Dios y actuar en nuestras vidas, porque tenemos un Padre amoroso que lo único que quiere es el bienestar de nuestras almas.
Cada vez que sé que alguien tiene problemas en su matrimonio los remito a la página, porque, aunque no he sido la más fiel seguidora de la comunidad sí tengo una deuda de gratitud muy grande.
Dios les siga bendiciendo.