¡La Restauración Matrimonial es posible!
Muchos creen que un matrimonio no tiene solución, que ya todo está perdido. Es común escuchar frases como: “Se murió el amor”, “Ya no te quiero”, “Haz tu vida, déjame hacer la mía”, “Nunca volveré contigo”, o “Somos demasiado diferentes”. Pero, esto no es cierto.
No es casualidad que estés buscando los 3 pasos hacia la restauración matrimonial. Siente que eres amado(a) y elegido(a) para recorrer este camino hacia la restauración. Aunque no sea el más fácil ni el más corto, es el mejor, lleno de aprendizaje y bendiciones.
Sabemos que enfrentas una profunda tristeza debido a la ruptura o crisis en tu matrimonio. Tal vez experimentas dolor, soledad, frustración, y dudas. Sientes rabia, culpa, y ansiedad, lo que puede estar afectando tu bienestar físico y emocional. Tu cuerpo reacciona al estrés y te sientes vacío(a), confundido(a) y lleno(a) de interrogantes. La situación parece interminable y te preguntas: ¿Qué será de mí y mi familia? ¿Perdí mi tiempo al lado de alguien que no me valora?
En Jesús Salva mi Familia, entendemos tu dolor y creemos firmemente que Dios puede restaurarte a ti y salvar a tu esposo(a), hijos y toda tu familia.
Jesús puede sanar tu enfermedad, tu soledad y el rechazo, como lo hizo con los leprosos en Lucas 17:11-19. Él puede calmar la tormenta de tu vida, tal como lo hizo en Mateo 8:23-27. Jesús puede resucitar matrimonios muertos por el pecado, como lo hizo con la hija de Jairo en Mateo 9:18-19. Y puede transformar tu amor en un amor verdadero y eterno, como lo hizo al convertir el agua en vino en las bodas de Caná (Juan 2:1-11).
Solo necesitas creer en el Dios que todo lo puede, abrir tu corazón con sencillez y humildad, y confiar en Su poder.
Recomendaciones en el proceso de restauración matrimonial:
- Elimina de tu vocabulario las palabras “divorcio” y “separación”, excepto en situaciones que impliquen la integridad de ti o tus hijos.
- No tomes acciones legales sin haber comenzado un proceso de sanación, a menos que sea estrictamente necesario.
- Ten fe y esperanza. Dios tiene muchas promesas para ti.
- No mendigues amor. Pon tu vida en manos de Dios y permite que Él tome el control de tu matrimonio y familia.
- Reconoce que ambos tienen responsabilidad en la crisis. No hay culpables, solo perdidas.
- Mantén una buena imagen de tu cónyuge frente a ti mismo(a), tus hijos, familia y amigos. Este es un proceso transitorio y la restauración puede ser más difícil si la imagen de tu cónyuge se deteriora.
- Pon el pasado en la misericordia de Dios, vive el presente con Jesús y María, y encomienda el futuro a la divina providencia.
- La restauración es un proceso que toma tiempo, y ese tiempo es el de Dios.
- Lucha hasta el final por la restauración de tu matrimonio, porque es una alianza con Dios.
- No compartas tu situación personal con cualquiera, ya que no siempre recibirás buenos consejos.
- Si tienes hijos, no los involucres en los problemas matrimoniales y evita manipular la situación separándolos de uno de los padres.
- No tomes venganza ni utilices a tus hijos para manipular la situación.
Recuerda, la restauración matrimonial es posible. No te rindas.
3 Pasos Restauración Matrimonial:
Jesús y Yo “CLICK EN LA FOTO”