Pregunta: ¿Que es abandonarse y abandonar nuestros cónyuges en las manos de Dios?

 

Pregunta: ¿Que es abandonarse y abandonar nuestros cónyuges en las manos de Dios?

Hola a todos, Este correo creo que lo debía desde los inicios del grupo, pues es de las preguntas mas frecuentes, que nos hacemos y de las más difíciles de responder. Entremos en materia, pongamos bases:  QUE SIGNIFICA LA PALABRA ABANDONAR según la real academia de la lengua, entre muchas definiciones esta: Dejar, desamparar a alguien o algo. Dejar un lugar, apartarse de él. Dejar una ocupación, un intento, un derecho, etc. , emprendido ya. Entregar, confiar algo a una persona o cosa.   *COMPRENDAMOS COMO ES EL AMOR DE DIOS POR NOSOTROS El amor infinito de Dios por cada uno de nosotros, miremos estas citas: “Con amor eterno te he amado” (Jer 31, 3) Isaías 49:15 y 16: ‘¿Se olvidará la mujer que Dios a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidare de ti.
He aquí que en las palmas de mis manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros.’ ‘Aunque mi padre y mi madre me abandonen, Tú me acogerás’ (Sal 27,10) ‘Como un Padre tiene ternura con sus hijos, así el Señor tiene ternura con sus fieles’ (Sal 103,13) ‘Cuando Israel era un niño yo le amé… lo levanté en mis brazos, lo atraí con ligaduras humanas, con lazos de amor. Fui para ellos como quien alza una criatura contra su mejilla y me bajaba hasta ella para darle de comer’ (Os 11,1 4). ‘Yo os consolaré como cuando a uno le consuela su madre’ (Is 66,13). ‘Los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos’ (Mc 10,16) Si atraviesas un río, yo estaré contigo y no te arrastrará la corriente. Si pasas por medio de las llamas, no te quemarás y ni siquiera te chamuscarás. Isaías 43:2 ‘cariñoso con todas sus criaturas’ (Sal 145,9) ‘No hay amor más grande que dar la vida por los amigos’. Jn 15, 9 17
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? … Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.  Romanos 8, 35 38 : “para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior con su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios” (Efesios 3: 16 19) Vivo por fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí . Gálatas 2,20 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3,16 Es cierto, Dios es un Padre profundamente amoroso , El por esencia es AMOR [ Dios es amor . (Primera carta de San Juan 4, 7 21)], El te ama a ti, y a tu conyuge con amor desbordado e infinito y si hay terceras personas tambien a ellas le ama,  pero el no va a obligar a nadie a cambiar, pero si hará como con el hijo pródigo que le permitió aprender y comprender donde estaba el verdadero amor y la verdadera riqueza, Dios cambiará lo exterior para tocar el interior el hombre.

¿QUE SIGNIFICA CONFIAR EN DIOS?

Veíamos que en la definición de abandonar, decía “Entregar, confiar algo a una persona o cosa.”, miremos estas citas que hablan de la confianza y entrega a Dios. ‘No tengas miedo, solamente confía en Mí’ (Mc 5,36). “Pon tu vida en sus manos, confía plenamente en él, y él actuará en tu favor, así todos verán con claridad que tu eres justo y recto.”Salmo 37. 5 y 6 !DICHOSOS LOS QUE CONFIAN EN SU MISERICORDIA, Y SE APRESURAN A CUMPLIR SUS LEYES!!!” Eclesiastico 18,14 ‘guárdame como a la niña de tus ojos, escóndeme bajo la sombra de tus alas’ (Sal 17,8) ‘Tú eres mi Padre, mi Dios, la roca de mi salvación’ (Sal 89,27) ‘ confía en Dios y obra el bien. Haz del Señor tus delicias y Él te dará lo que te pide tu corazón. Encomiéndale todos tus afanes, confía en Él y Él actuará’ (Sal 36,3 5) Dejen todas sus preocupaciones a Dios, porque Él se interesa por ustedes. 1 Pedro 5:7 QUIEN CONFÍA EN EL NO QUEDARA DEFRAUDADO ROMANOS 10,11 Dios esta esperando que confíes en El, que fuera de que creas en El, le creas y sepas que si te acoges a El a su misericordia no te fallara. Es estar seguros que EL SIEMPRE ESTA OBRANDO SU PERFECTA VOLUNTAD. Les recomiendo estas dos canciones:

¿QUE SIGNIFICA ABANDONAR A NUESTRO CÓNYUGE EN MANOS DE DIOS?

Ahora cuando alguien nos dice abandone a su esposo, su familiar, su hijo, su hermano en manos de Dios: Significa dejar las propias seguridades, es soltar a esa persona y dejar de perseguirla, dejar de querer saber qué hace, o deja de hacer, que dice o deja de decir, dejar de estar preguntando a los suegros y ¿qué más de mi esposa/esposo?, seguir orando e intercediendo por esa persona pero no angustiarse ni preocuparse, si hizo o no hizo, si llamo o no llamo, si compro o no compro, si se divierte con muchos/muchas o con pocos/pocas , es confiar en que Dios hará la obra, a su modo, en su momento, cuando más le parezca mejor. ¿O acaso puedes tu decirle a Dios como hacer las cosas mejor?, confía en la sabiduría infinita de Dios, en sus tiempos, y procesos, en que EL todo lo hace bien y perfecto, que Él sabe escribir derecho sobre renglones torcidos Significa tener entrenada la respuesta para la tentación hacia nuestra mente.. Si viene un pensamiento de… ¿que estará haciendo fulano o fulana? responderle a la mente: No me importa, está en Manos de DIOS… y esas manos son mucho mejor que las mías….y seguir en lo que íbamos… no discutir más con esa tentación. Significa soltarlos, les recuerdo este texto:

EL EJERCICIO DE LA HOJA DE PAPEL: https://jesussalvamifamilia.org/content//index.php?option=com_content&task=view&id=1737&Itemid=59 (Habla de todo esto mismo)

¿QUE SIGNIFICA ABANDONARSE EN LAS MANOS DE DIOS?

Es estar seguros de que EL NOS AMA, que nunca nos fallara que aunque caminemos por cañadas oscuras nos protege (SALMO 91) y aunque veamos todo, todo oscuro, como muchos testimonios de la página, y vidas de santos y de personas que han confiado en Dios a lo largo de la historia, saben que Dios no les fallara NUNCA. Un sacerdote muy sabio decía.. Que el mayor exorcismo era ser consiente del amor de Dios.. Y decir a modo de jaculatoria muchas veces: yo sé que Dios me ama y si es por otra persona decir Dios mío, yo sé que tu amas a FULANO/FULANA Y decirlo muchas veces, pidiendo a Dios la gracia de la fe y la confianza, muy bien dice Jesús a Santa Faustina, muchas veces palabras sobre la confianza: ¿Por qué tienes miedo? ¿Piensas que Me faltará la omnipotencia para ayudarte? Pinta una imagen Mía, según la visión que ves, con la Inscripción : “¡Jesús, yo confío en Ti!.” “Oh alma sumergida en las tinieblas, no te desesperes, todavía no todo está perdido, habla con tu Dios que es el Amor y la Misericordia Misma. Alma, escucha la voz de tu padre Misericordioso.” (Diario #1486, p. 522)  “La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia. Oh, cuánto Me hiere la desconfianza del alma. Esta alma reconoce que soy santo y justo, y no cree que Yo soy la Misericordia, no confía en Mi bondad. También los demonios admiran Mi justicia, pero no creen en Mi bondad.” (Diario #300, p.153) Y Santa Margarita María Alacoque El Corazón de Jesús le dijo: “Si quieres agradarme confía en Mí. Si quieres agradarme más, confía más. Si quieres agradarme inmensamente, confía inmensamente en Mí” . Y así, a muchos muchos santos, y cuando Dios le habla a cualquiera en la biblia o a los santos, nos habla a nosotros. Para terminar les copio la oración del abandono propio en las manos de Dios:

ORACIÓN DEL ABANDONO:

Beato Carlos de Foucauld.

“Padre mío, me abandono a Ti, haz de mi lo que quieras. Lo que hagas de mi te lo agradezco. Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo. Con tal de que tu voluntad se haga en mí. y en todas tus criaturas, no deseo nada más, Dios mío. Pongo mi vida en tus manos, te la doy, Dios mío, con todo el amor de mi corazón, porque te amo, y porque para mí, amarte es darme, entregarme en tus manos sin medida, con infinita confianza. Porque tú eres mi Padre”Bueno Dios les bendiga, hasta acá esta reflexión, y mi deseo es que se abandonen y abandonen a sus cónyuges en manos de Dios, y que la PAZ que proviene de Dios y de la Confianza en El que sobrepasa todo entendimiento llegue pronto a sus corazones. Momento. Reza y confía; no te agites. La agitación nada mejora. Dios es misericordioso y escuchará tus oraciones San Padre Pío Pdta: adicional les copio dos textos que inspiradores

Jesús, Piénsalo tú Una oración del Siervo de Dios Don Dolindo Ruotolo  Jesús a las almas:

¿Por qué os confundís agitándoos? Dejad a mí la cura de vuestras cosas y todo se calmará.
En verdad os digo que cada acto de verdadero, ciego, completo abandono en mí, produce el efecto que deseáis y resuelve las situaciones espinosas.
Abandonarse a mí no significa atormentarse, trastornarse y desesperarse, volviendo luego a una oración agitada para que yo os ayude, y cambiar así la agitación en oración. Abandonarse significa cerrar plácidamente los ojos del alma, transferir el pensamiento de la tribulación, y confiarse a mí para que sólo yo opere, diciendo: piénsalo tú.
Es contra el abandono, esencialmente contra la preocupación, la agitación y el querer pensar en las consecuencias de un hecho.
Es como la confusión que traen los niños que pretenden que la mamá piense en sus necesidades, y quieren pensarlas ellos, obstaculizando con sus ideas y sus fijaciones infantiles, su trabajo.
Cerrad los ojos y dejaos llevar por la corriente de mi gracia, cerrad los ojos y no pensad en el momento presente, transfiriendo el pensamiento del futuro como de una tentación, reposad en mi creyendo en mi bondad, y os juro por mi amor que, diciéndome con estas disposiciones: piénsalo tú, yo lo pienso de lleno, os consuelo, os libero, os conduzco.
Y cuando debo llevaros por una vía diferente de aquella que veis vosotros, yo os adiestro, os llevo en mis brazos haciéndoos hallar, como niños adormecidos en los brazos maternos, la otra orilla.
Lo que os trastorna y os hace daño inmenso es vuestro razonamiento, vuestro pensamiento, vuestro tormento, y el querer a toda costa procuraros aquello que os aflige.
Cuantas cosas yo realizo cuando el alma, tanto en sus necesidades espirituales como en aquellas materiales, se vuelve a mí, me mira y diciéndome: piénsalo tú, cierra los ojos y reposa.
Obtenéis pocas gracias cuando os atormentáis  por producirlas, tenéis muchísimas cuando la oración es abandono pleno a mí.
Vosotros en el dolor oráis para que yo realice, pero para que yo realice como vosotros creéis…
No os dirigís a mí, sino queréis que yo me adapte a vuestras ideas; no sois enfermos que piden al médico la atención, sino que se la sugieren.
No hagáis así, sino orad como os he enseñado en el Padre: Santificado sea tu nombre, esto es, sed glorificado en esta necesidad mía; venga a nosotros tu reino, esto es, todo concurra a tu reino, en nosotros y en el mundo; hágase tu voluntad así en la tierra, como en el cielo, esto es, dispón tú en esta necesidad como mejor te parezca para nuestra vida eterna y temporal.
Si me decís de veras: hágase tu voluntad, que es lo mismo que decir: piénsalo tú, yo intervengo con toda mi omnipotencia y resuelvo las situaciones más cerradas.
He aquí, ¿Tú ves que la enfermedad apremia en vez de decaer?, no te agites, cierra los ojos y dime con confianza: Hágase tu voluntad, piénsalo tú. Te digo que yo lo pienso y que intervengo como médico, y llevo a cabo un milagro cuando ocurre.
¿Tú ves que el enfermo empeora?. No te trastornes, sino cierra los ojos y di: piénsalo tú. Te digo que yo lo pienso, y que no hay medicina más potente que una intervención mía de amor.
Lo pienso sólo cuando cierras los ojos.
Vosotros sois insomnes, vosotros queréis evaluar todo, escudriñar todo, pensar en todo, y os abandonáis así a las fuerzas humanas, o peor, a los hombres, confiando en su intervención.
Es esto lo que obstaculiza, impide mis palabras y mis miradas. Oh, como yo deseo de vosotros este abandono para beneficiaros, y ¡cómo me entristezco al veros agitados!.
Satanás tiende precisamente a ésto: a agitaros para apartaros de mi acción y arrojaros como una presa de las iniciativas humanas.
Confiad por eso sólo en mí, reposad en mí, abandonaos a mí en todo”.

Si tenéis vuestros recursos, aunque pocos, o si los buscáis, estáis en el campo natural y seguís por lo tanto el recorrido natural de las cosas, que es a menudo frecuentemente obstaculizado por Satanás. Ningún razonador o ponderador ha hecho milagros, ni siquiera entre los Santos; opera divinamente quien se abandona a Dios. Cuando veas que las cosas se complican, di con los ojos del alma cerrados: Jesús, piénsalo tú. Y distráete, porque tu mente es aguda… y para ti es difícil ver el mal y tener confianza en mí distrayéndote de ti. Haz así para todas tus necesidades, haced así todos, y veréis grandes, continuos y silenciosos milagros. Os lo juro por mi amor. Y yo lo pensaré, os lo aseguro. Orad siempre con esta disposición de abandono y tendréis gran paz y gran fruto, incluso cuando yo os concedo la gracia de la inmolación de reparación y de amor, que importa el sufrimiento. ¿Te parece imposible?. Cierra los ojos y di con toda el alma: Jesús, piénsalo tú. No temas, lo pensaré y bendecirás mi nombre humillándote. Mil oraciones no valen un solo acto de abandono: recuérdalo bien. No hay novena más eficaz que esta:

¡Oh Jesús me abandono en Ti, Piénsalo tú!

La Maravilla de ser Hijos de Dios Autor: P. Angel Peña O.A.R.  Capítulo 1: La ternura de Dios. Abandono en las manos de Dios. LA TERNURA DE DIOS Muchos hombres actuales tienen miedo a Dios, porque no lo conocen o porque viven en pecado y no tienen tranquila su conciencia. Creen que Dios es un ser muy poderoso, distante y poco amigable… y le temen. Lo temen, porque no lo conocen realmente y no lo conocen, porque no hablan con Él, porque no oran. Éste es el gran defecto de millones de hombres, que están vacíos por dentro, sin amor y ‘sin alma’. Algunos prefieren pensar que Dios no existe y que todo lo que sucede es fruto de las fuerzas desconocidas de la naturaleza. Pero sus vidas están llenas de temor: temor a la muerte, a la enfermedad, al futuro, al fracaso, a los enemigos…

No han llegado todavía a conocer la más grande y hermosa verdad que nos enseñó Jesucristo: que Dios es Amor. Dios es un Padre amoroso y cariñoso, que controla el Universo y las fuerzas naturales, y que quiere hacernos felices, porque somos sus hijos. Realmente, cuando uno llega a conocer un poco a Dios, entonces llega a darse cuenta de que todo está en sus manos y bajo su control y que podemos confiar plenamente en Él, pase lo que pase. Incluso, como dirían muchos santos, es tan amigable y cariñoso que tiene sentido del humor y nos hace reír, muchas veces, con sus sorpresas y alegrías. Sí, Dios no es tan serio que solamente acepta las reverencias y los saludos con palabras solemnes y altisonantes. No, es un papá que quiere amor y confianza de sus pequeños hijos, los hombres. No le tengas miedo, Él tiene contados hasta los pelos de tu cabeza y conoce todos tus problemas, cuéntale todo lo que te pasa y déjale ayudarte. Él te dice: ‘No tengas miedo, solamente confía en Mí’ (Mc 5,36). Ahora escucha la Palabra de Dios ‘Como un Padre tiene ternura con sus hijos, así el Señor tiene ternura con sus fieles’ (Sal 103,13). Él nos toma en sus brazos y nos hace caricias como a un niño pequeño. ‘Cuando Israel era un niño yo le amé… lo levanté en mis brazos, lo atraí con ligaduras humanas, con lazos de amor. Fui para ellos como quien alza una criatura contra su mejilla y me bajaba hasta ella para darle de comer’ (Os 11,1 4). ‘Yo os consolaré como cuando a uno le consuela su madre’ (Is 66,13).

Sí, Dios es un Padre amoroso que nos cuida como una madre. Su ternura y sus caricias nos las manifiesta de muchas maneras; a veces, en la intimidad de la oración; otras veces, a través del cariño de nuestros seres queridos; a veces también, a través de la sonrisa de los niños o de la belleza de la naturaleza. Pensemos en Jesús, el Dios hecho hombre, cómo quería a los niños. ‘Los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos’ (Mc 10,16). Él nos mira como al joven rico, a quien ‘miró con cariño y lo amó’ (Mc 10,21). Por eso, puedes confiar en su amor y decirle con cariño: ‘Abba, papá’. ‘Aunque mi padre y mi madre me abandonen, Tú me acogerás’ (Sal 27,10). Dios mío, ‘guárdame como a la niña de tus ojos, escóndeme bajo la sombra de tus alas’ (Sal 17,8).

‘Tú eres mi Padre, mi Dios, la roca de mi salvación’ (Sal 89,27). Y puedes decirle, como Jesús: ‘Padre, que no se haga mi voluntad, sino la tuya’ (Lc 22,42). ‘Padre, en tus manos encomiendo mi vida’ (Lc 23,46). Sí, ‘confía en Dios y obra el bien. Haz del Señor tus delicias y Él te dará lo que te pide tu corazón. Encomiéndale todos tus afanes, confía en Él y Él actuará’ (Sal 36,3 5). Que la ternura de Dios sea tu criterio para juzgar todas las cosas, pues Él no se olvida ni del más pequeño de sus hijos. A este respecto, la M. Teresa de Calcuta cuenta que, en una ocasión, vino a visitarla un padre de familia, desesperado, porque su hijo estaba gravemente enfermo y para curarse necesitaba una medicina muy cara que sólo se encontraba en Inglaterra. Todavía estaba hablando, cuando le regalaron una cesta de medicinas y… ¡Qué alegría! Precisamente, encima de todas, estaba la medicina que necesitaba aquel hombre para su hijo. La M. Teresa comentaba: ‘Hay tantos millones de niños en el mundo y, sin embargo, Dios tiene tiempo para pensar en este pequeñito’.

Así es nuestro Dios, bueno y ‘cariñoso con todas sus criaturas’ (Sal 145,9). Él te ama a ti también y ‘Él te colmará de gracia y de ternura’ (Sal 103,4). ABANDONO EN LAS MANOS DE DIOS Si Dios es tu Padre, puedes abandonarte confiadamente en Él. Abandónate como Abraham, a quien Dios dijo: ‘Sal de tu tierra, de tu parentela, de la casa de tu padre y vete a la tierra que yo te mostraré’ (Gén 12,1). Y Abraham dejó todas sus seguridades humanas y se lanzó a una aventura desconocida, solamente confiando en Dios. Y Dios lo bendijo, dándole una descendencia tan numerosa como las estrellas del cielo o las arenas de las playas del mar. Si obedeces a Dios y sigues su voluntad, no quedarás defraudado y Él llenará todas tus esperanzas. Él tiene sobre ti unos planes, que jamás hubieras podido imaginar. ‘Él es poderoso para darnos en abundancia mucho más de lo que podemos pedir o imaginar’ (Ef 3,20). Decía el Bto Escribá de Balaguer: ‘Os aseguro que, si confiáis en su Providencia, si os abandonáis totalmente en sus brazos omnipotentes, nunca os faltarán los medios necesarios… y gozaréis de una alegría y una paz que la posesión de todos los bienes de la tierra no os puede dar’ (Amigos de Dios). Él te dice: ‘Yo nunca te dejaré ni te abandonaré’ (Jos 1,5; Heb 13,5). Por eso, puedes confiar tranquilo como aquel niño que, en medio de una gran tempestad en medio del mar, jugaba tranquilo y, cuando le preguntaron: ¿No tienes miedo? No, respondió, mi padre es el capitán. Ten esa confianza del niño, como Sta. Teresita del Niño Jesús, que decía: ‘Mi camino es el de la confianza y el amor… Este camino es el abandono del niñito, que se duerme sin miedo en los brazos de su padre’ (MB1). Y decía: ‘El abandono es el fruto delicioso del amor’ (Poesía 42). El abandono y la confianza amorosa y sin límites en nuestro Padre Dios son las dos alas para llegar hasta Él sin peligro, son como los dos brazos del niño pequeño que abraza a su Padre con amor y sin temor.

Vale la pena abandonarse en los brazos de Dios. Pero piensa que abandonarse significa estar en una disponibilidad total a sus planes. El abandono es la manifestación más plena del amor y de la confianza. Abandono es olvidarte de ti mismo y confiar solamente en Él, es creer firmemente en su amor divino, es confiar hasta la audacia, aunque no veas el final. Es como dejarte llevar y navegar sin temor en el mar inmenso del Corazón de Dios. Porque ‘en el Corazón de Dios no hay más que amor’ (Cura de Ars). A veces, el abandono cuesta mucho, porque significa dejar todas las seguridades humanas e ideas personales y dejarse llevar… por Él. Es fiarse de Él, pase lo que pase, sin ponerle nunca condiciones. Es saber que Él controla tu vida hasta en los más mínimos detalles y que todo lo que suceda es lo mejor para ti. Es buscar siempre la voluntad de Dios y cumplirla. ¿Alguna vez te has entregado así totalmente hasta el abandono en las manos de Dios? Bernard Nathanson, el famoso abortista norteamericano, convertido católico, dice en su libro ‘La mano de Dios’: ‘Al aceptar a Cristo, le he entregado el control de mi vida, ya no tengo control de nada, ni quiero tenerlo. Antes convertí mi vida en un caos, pero ahora estoy en las manos de Dios’. Vale la pena entregarse, pero piensa que, si lo haces, debes ser fiel a tu compromiso y no volverte atrás. Es como decirle de antemano: ‘Gracias, por todo lo que pase en mi vida’. Es como ser una Eucaristía viviente, una ‘acción de gracias’ permanente. Pero ¿te fías de Dios? ¿Alguna vez te has rebelado contra Él o contra lo que ha permitido en tu vida? ¿Estás dispuesto a aceptar la enfermedad o cualquier otra desgracia sin rebelión? ¿Por qué tienes tanto miedo a lo que puede sucederte? ¿Acaso no crees que todo está en las manos de tu Padre Dios? No pierdas energías, pensando en tu futuro, no acudas a brujos, curanderos, adivinos o talismanes para que te den buena suerte. Deja que Él se ocupe personalmente de tus asuntos, no quieras resolverlos a tu manera. Déjale ser Dios y hacerlo todo de acuerdo con sus planes. Hablar de abandono y de entrega total es hablar de aceptación total a sus planes divinos. Es creer que Él guía la barca de tu vida con amor, porque quiere tu bien y tu felicidad. Es dejarte llevar por Él sin preguntar a dónde ni porqué. Es entregarle la responsabilidad de tu vida. Es como firmarle un cheque en blanco. Es fiarse de Él, aunque no comprendas nada ni veas el futuro con claridad. Puedes estar seguro de que todo lo que suceda obedece a un plan divino o, al menos, lo permite para tu bien. Nada sucede por casualidad. Él controla hasta los más mínimos detalles de tu vida. Por eso, puedes dormir tranquilo entre sus brazos. Y puedes decir confiado: ‘Aunque mi padre y mi madre me abandonen, Dios estará conmigo’ (Sal 27,10). Sí, aunque nadie te quiera por ser viejo, pobre, feo o enfermo, Dios te ama. Puedes estar seguro de su amor. Por eso, nunca digas: ‘Dios me ha abandonado, el Señor se ha olvidado de mí… ¿Puede una madre olvidarse del hijo de sus entrañas?… Pues, aunque una madre se olvidara, yo nunca podría olvidarme de ti’ (Is 49,15). Dios no puede olvidarse de ti, porque eres su hijo. Por eso, pase lo que pase, di convencido: ‘Dios es mi luz y mi salvación ¿a quién temeré? Dios es el refugio de mi vida ¿quien me hará temblar?… Aunque un ejército acampe contra mí, mi corazón no teme; aunque estalle una guerra contra mí, estoy seguro… Él me dará cobijo en su cabaña en el día de la desgracia; y me esconderá en lo escondido de la tienda (de su corazón)’ (Sal 27).

Y ahora dite a ti mismo, si tienes problemas: ‘Mi Padre Dios vela sobre mí, Él lo sabe todo, sabe lo que me está pasando y conoce mis necesidades. Mi Padre es bueno y me ama. Puedo estar tranquilo, sabiendo que Él está tomando las medidas necesarias para ayudarme y solucionar mi problema’. Y puedes decirle con confianza: Padre mío, ‘aunque pase por un valle de tinieblas y sombras de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo. Tu vara y tu cayado me sosiegan. Preparas una mesa ante mí… y mi copa rebosa (de alegría). Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida y habitaré en tu casa, Señor, por los siglos de los siglos sin fin’ (Sal 23). Sí, Padre mío, estoy en tus manos, haz de mí lo que tú quieras. Solo tengo un deseo: cumplir en cada instante tu santa voluntad. Ayúdame a dejarme llevar por Ti. Hazme completamente disponible a tus designios sobre mí. Y, cuando me pidas algo que me cueste, dame fortaleza para dártelo. No quiero negarte nada, no quiero decirte nunca NO, ni un SI a medias, sino un SI entero y total. Gracias, Padre, sé que me amas y, por eso, quiero agradecerte por mi vida y todo lo que me has regalado. Quisiera hacer de mi vida una sinfonía para alabarte eternamente. Ahora quiero decirte desde lo más profundo de mi corazón que te QUIERO y te ADORO y te DOY GRACIAS, porque eres mi Padre. Amén. Y tu Padre podría responderte: Hijo mío, a veces te puedo parecer incomprensible, porque soy invisible y te parezco lejano, pero estoy muy cerca de ti y nunca me olvido de ti. Tú no puedes comprender ahora con qué amor te llevo en mi corazón. ¿Cómo podría olvidarme un instante de ti, si eres mi hijo? Aunque no sientas mi cercanía, estoy a tu lado. Cree en mi amor. Si pudieras entender la inmensidad de mi amor por ti no tendrías miedo jamás, porque yo estoy contigo. Si tú supieras la esperanza que tengo en ti, no medirías tanto tu generosidad. Si supieras cómo te protejo siempre en medio de los peligros y tentaciones, tendrías más serenidad. Si supieras la inmensa felicidad que te preparo en el cielo, tus dolores te parecerían insignificantes. Si supieras cuánto te amo, morirías de alegría. Yo te amo, hijo mío, no lo dudes. Entrégate a mi amor sin condiciones y para siempre.

¿QUE SIGNIFICA ABANDONAR A NUESTRO CÓNYUGE EN MANOS DE DIOS?

Ahora cuando alguien nos dice abandone a su esposo, su familiar, su hijo, su hermano en manos de Dios: Significa dejar las propias seguridades, es soltar a esa persona y dejar de perseguirla, dejar de querer saber qué hace, o deja de hacer, que dice o deja de decir, dejar de estar preguntando a los suegros y ¿qué más de mi esposa/esposo?, seguir orando e intercediendo por esa persona pero no angustiarse ni preocuparse, si hizo o no hizo, si llamo o no llamo, si compro o no compro, si se divierte con muchos/muchas o con pocos/pocas , es confiar en que Dios hará la obra, a su modo, en su momento, cuando más le parezca mejo r. ¿O acaso puedes tu decirle a Dios como hacer las cosas mejor?, confía en la sabiduría infinita de Dios, en sus tiempos, y procesos, en que EL todo lo hace bien y perfecto, que Él sabe escribir derecho sobre renglones torcidos Significa tener entrenada la respuesta para la tentación hacia nuestra mente.. Si viene un pensamiento de… ¿que estará haciendo fulano o fulana? responderle a la mente: No me importa, está en Manos de DIOS… y esas manos son mucho mejor que las mías….y seguir en lo que íbamos… no discutir más con esa tentación. Significa soltarlos, les recuerdo este texto:

EL EJERCICIO DE LA HOJA DE PAPEL: https://jesussalvamifamilia.org/content//index.php?option=com_content&task=view&id=1737&Itemid=59 (Habla de todo esto mismo)

¿QUE SIGNIFICA ABANDONARSE EN LAS MANOS DE DIOS? Es estar seguros de que EL NOS AMA, que nunca nos fallara que aunque caminemos por cañadas oscuras nos protege (SALMO 91) y aunque veamos todo, todo oscuro, como muchos testimonios de la página, y vidas de santos y de personas que han confiado en Dios a lo largo de la historia, saben que Dios no les fallara NUNCA. Un sacerdote muy sabio decía.. Que el mayor exorcismo era ser consiente del amor de Dios.. Y decir a modo de jaculatoria muchas veces: yo sé que Dios me ama y si es por otra persona decir Dios mío, yo sé que tu amas a FULANO/FULANA Y decirlo muchas veces, pidiendo a Dios la gracia de la fe y la confianza, muy bien dice Jesús a Santa Faustina, muchas veces palabras sobre la confianza: ¿Por qué tienes miedo? ¿Piensas que Me faltará la omnipotencia para ayudarte? Pinta una imagen Mía, según la visión que ves, con la Inscripción : “¡Jesús, yo confío en Ti!.” “Oh alma sumergida en las tinieblas, no te desesperes, todavía no todo está perdido, habla con tu Dios que es el Amor y la Misericordia Misma. Alma, escucha la voz de tu padre Misericordioso.” (Diario #1486, p. 522)  “La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia. Oh, cuánto Me hiere la desconfianza del alma. Esta alma reconoce que soy santo y justo, y no cree que Yo soy la Misericordia, no confía en Mi bondad. También los demonios admiran Mi justicia, pero no creen en Mi bondad.” (Diario #300, p.153) Y Santa Margarita María Alacoque El Corazón de Jesús le dijo: “Si quieres agradarme confía en Mí. Si quieres agradarme más, confía más. Si quieres agradarme inmensamente, confía inmensamente en Mí” . Y así, a muchos muchos santos, y cuando Dios le habla a cualquiera en la biblia o a los santos, nos habla a nosotros. Para terminar les copio la oración del abandono propio en las manos de Dios:

ORACIÓN DEL ABANDONO:

Beato Carlos de Foucauld.

“Padre mío, me abandono a Ti, haz de mi lo que quieras. Lo que hagas de mi te lo agradezco. Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo. Con tal de que tu voluntad se haga en mí. y en todas tus criaturas, no deseo nada más, Dios mío. Pongo mi vida en tus manos, te la doy, Dios mío, con todo el amor de mi corazón, porque te amo, y porque para mí, amarte es darme, entregarme en tus manos sin medida, con infinita confianza. Porque tú eres mi Padre”

Bueno Dios les bendiga, hasta acá esta reflexión, y mi deseo es que se abandonen y abandonen a sus cónyuges en manos de Dios, y que la PAZ que proviene de Dios y de la Confianza en El que sobrepasa todo entendimiento llegue pronto a sus corazones. Momento. Reza y confía; no te agites. La agitación nada mejora. Dios es misericordioso y escuchará tus oraciones San Padre Pío Pdta: adicional les copio dos textos que inspiradores

Jesús, Piénsalo tú Una oración del Siervo de Dios Don Dolindo Ruotolo  Jesús a las almas:

¿Por qué os confundís agitándoos? Dejad a mí la cura de vuestras cosas y todo se calmará. En verdad os digo que cada acto de verdadero, ciego, completo abandono en mí, produce el efecto que deseáis y resuelve las situaciones espinosas. Abandonarse a mí no significa atormentarse, trastornarse y desesperarse, volviendo luego a una oración agitada para que yo os ayude, y cambiar así la agitación en oración. Abandonarse significa cerrar plácidamente los ojos del alma, transferir el pensamiento de la tribulación, y confiarse a mí para que sólo yo opere, diciendo: piénsalo tú. Es contra el abandono, esencialmente contra la preocupación, la agitación y el querer pensar en las consecuencias de un hecho. Es como la confusión que traen los niños que pretenden que la mamá piense en sus necesidades, y quieren pensarlas ellos, obstaculizando con sus ideas y sus fijaciones infantiles, su trabajo. Cerrad los ojos y dejaos llevar por la corriente de mi gracia, cerrad los ojos y no pensad en el momento presente, transfiriendo el pensamiento del futuro como de una tentación, reposad en mi creyendo en mi bondad, y os juro por mi amor que, diciéndome con estas disposiciones: piénsalo tú, yo lo pienso de lleno, os consuelo, os libero, os conduzco. Y cuando debo llevaros por una vía diferente de aquella que veis vosotros, yo os adiestro, os llevo en mis brazos haciéndoos hallar, como niños adormecidos en los brazos maternos, la otra orilla. Lo que os trastorna y os hace daño inmenso es vuestro razonamiento, vuestro pensamiento, vuestro tormento, y el querer a toda costa procuraros aquello que os aflige. Cuantas cosas yo realizo cuando el alma, tanto en sus necesidades espirituales como en aquellas materiales, se vuelve a mí, me mira y diciéndome: piénsalo tú, cierra los ojos y reposa. Obtenéis pocas gracias cuando os atormentáis  por producirlas, tenéis muchísimas cuando la oración es abandono pleno a mí. Vosotros en el dolor oráis para que yo realice, pero para que yo realice como vosotros creéis… No os dirigís a mí, sino queréis que yo me adapte a vuestras ideas; no sois enfermos que piden al médico la atención, sino que se la sugieren. No hagáis así, sino orad como os he enseñado en el Padre: Santificado sea tu nombre, esto es, sed glorificado en esta necesidad mía; venga a nosotros tu reino, esto es, todo concurra a tu reino, en nosotros y en el mundo; hágase tu voluntad así en la tierra, como en el cielo, esto es, dispón tú en esta necesidad como mejor te parezca para nuestra vida eterna y temporal. Si me decís de veras: hágase tu voluntad, que es lo mismo que decir: piénsalo tú, yo intervengo con toda mi omnipotencia y resuelvo las situaciones más cerradas. He aquí, ¿Tú ves que la enfermedad apremia en vez de decaer?, no te agites, cierra los ojos y dime con confianza: Hágase tu voluntad, piénsalo tú. Te digo que yo lo pienso y que intervengo como médico, y llevo a cabo un milagro cuando ocurre. ¿Tú ves que el enfermo empeora?. No te trastornes, sino cierra los ojos y di: piénsalo tú. Te digo que yo lo pienso, y que no hay medicina más potente que una intervención mía de amor. Lo pienso sólo cuando cierras los ojos. Vosotros sois insomnes, vosotros queréis evaluar todo, escudriñar todo, pensar en todo, y os abandonáis así a las fuerzas humanas, o peor, a los hombres, confiando en su intervención. Es esto lo que obstaculiza, impide mis palabras y mis miradas. Oh, como yo deseo de vosotros este abandono para beneficiaros, y ¡cómo me entristezco al veros agitados!. Satanás tiende precisamente a ésto: a agitaros para apartaros de mi acción y arrojaros como una presa de las iniciativas humanas.  Confiad por eso sólo en mí, reposad en mí, abandonaos a mí en todo”.

 Si tenéis vuestros recursos, aunque pocos, o si los buscáis, estáis en el campo natural y seguís por lo tanto el recorrido natural de las cosas, que es a menudo frecuentemente obstaculizado por Satanás. Ningún razonador o ponderador ha hecho milagros, ni siquiera entre los Santos; opera divinamente quien se abandona a Dios. Cuando veas que las cosas se complican, di con los ojos del alma cerrados: Jesús, piénsalo tú. Y distráete, porque tu mente es aguda… y para ti es difícil ver el mal y tener confianza en mí distrayéndote de ti. Haz así para todas tus necesidades, haced así todos, y veréis grandes, continuos y silenciosos milagros. Os lo juro por mi amor. Y yo lo pensaré, os lo aseguro. Orad siempre con esta disposición de abandono y tendréis gran paz y gran fruto, incluso cuando yo os concedo la gracia de la inmolación de reparación y de amor, que importa el sufrimiento. ¿Te parece imposible?. Cierra los ojos y di con toda el alma: Jesús, piénsalo tú. No temas, lo pensaré y bendecirás mi nombre humillándote. Mil oraciones no valen un solo acto de abandono: recuérdalo bien. No hay novena más eficaz que esta:

¡Oh Jesús me abandono en Ti, Piénsalo tú!

La Maravilla de ser Hijos de Dios Autor: P. Angel Peña O.A.R.  Capítulo 1: La ternura de Dios. Abandono en las manos de Dios. LA TERNURA DE DIOS Muchos hombres actuales tienen miedo a Dios, porque no lo conocen o porque viven en pecado y no tienen tranquila su conciencia. Creen que Dios es un ser muy poderoso, distante y poco amigable… y le temen. Lo temen, porque no lo conocen realmente y no lo conocen, porque no hablan con Él, porque no oran. Éste es el gran defecto de millones de hombres, que están vacíos por dentro, sin amor y ‘sin alma’. Algunos prefieren pensar que Dios no existe y que todo lo que sucede es fruto de las fuerzas desconocidas de la naturaleza. Pero sus vidas están llenas de temor: temor a la muerte, a la enfermedad, al futuro, al fracaso, a los enemigos…

No han llegado todavía a conocer la más grande y hermosa verdad que nos enseñó Jesucristo: que Dios es Amor. Dios es un Padre amoroso y cariñoso, que controla el Universo y las fuerzas naturales, y que quiere hacernos felices, porque somos sus hijos. Realmente, cuando uno llega a conocer un poco a Dios, entonces llega a darse cuenta de que todo está en sus manos y bajo su control y que podemos confiar plenamente en Él, pase lo que pase. Incluso, como dirían muchos santos, es tan amigable y cariñoso que tiene sentido del humor y nos hace reír, muchas veces, con sus sorpresas y alegrías. Sí, Dios no es tan serio que solamente acepta las reverencias y los saludos con palabras solemnes y altisonantes. No, es un papá que quiere amor y confianza de sus pequeños hijos, los hombres. No le tengas miedo, Él tiene contados hasta los pelos de tu cabeza y conoce todos tus problemas, cuéntale todo lo que te pasa y déjale ayudarte. Él te dice: ‘No tengas miedo, solamente confía en Mí’ (Mc 5,36). Ahora escucha la Palabra de Dios ‘Como un Padre tiene ternura con sus hijos, así el Señor tiene ternura con sus fieles’ (Sal 103,13). Él nos toma en sus brazos y nos hace caricias como a un niño pequeño. ‘Cuando Israel era un niño yo le amé… lo levanté en mis brazos, lo atraí con ligaduras humanas, con lazos de amor. Fui para ellos como quien alza una criatura contra su mejilla y me bajaba hasta ella para darle de comer’ (Os 11,1 4). ‘Yo os consolaré como cuando a uno le consuela su madre’ (Is 66,13).

Sí, Dios es un Padre amoroso que nos cuida como una madre. Su ternura y sus caricias nos las manifiesta de muchas maneras; a veces, en la intimidad de la oración; otras veces, a través del cariño de nuestros seres queridos; a veces también, a través de la sonrisa de los niños o de la belleza de la naturaleza. Pensemos en Jesús, el Dios hecho hombre, cómo quería a los niños. ‘Los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos’ (Mc 10,16). Él nos mira como al joven rico, a quien ‘miró con cariño y lo amó’ (Mc 10,21). Por eso, puedes confiar en su amor y decirle con cariño: ‘Abba, papá’. ‘Aunque mi padre y mi madre me abandonen, Tú me acogerás’ (Sal 27,10). Dios mío, ‘guárdame como a la niña de tus ojos, escóndeme bajo la sombra de tus alas’ (Sal 17,8).

‘Tú eres mi Padre, mi Dios, la roca de mi salvación’ (Sal 89,27). Y puedes decirle, como Jesús: ‘Padre, que no se haga mi voluntad, sino la tuya’ (Lc 22,42). ‘Padre, en tus manos encomiendo mi vida’ (Lc 23,46). Sí, ‘confía en Dios y obra el bien. Haz del Señor tus delicias y Él te dará lo que te pide tu corazón. Encomiéndale todos tus afanes, confía en Él y Él actuará’ (Sal 36,3 5). Que la ternura de Dios sea tu criterio para juzgar todas las cosas, pues Él no se olvida ni del más pequeño de sus hijos. A este respecto, la M. Teresa de Calcuta cuenta que, en una ocasión, vino a visitarla un padre de familia, desesperado, porque su hijo estaba gravemente enfermo y para curarse necesitaba una medicina muy cara que sólo se encontraba en Inglaterra. Todavía estaba hablando, cuando le regalaron una cesta de medicinas y… ¡Qué alegría! Precisamente, encima de todas, estaba la medicina que necesitaba aquel hombre para su hijo. La M. Teresa comentaba: ‘Hay tantos millones de niños en el mundo y, sin embargo, Dios tiene tiempo para pensar en este pequeñito’.

Así es nuestro Dios, bueno y ‘cariñoso con todas sus criaturas’ (Sal 145,9). Él te ama a ti también y ‘Él te colmará de gracia y de ternura’ (Sal 103,4). ABANDONO EN LAS MANOS DE DIOS Si Dios es tu Padre, puedes abandonarte confiadamente en Él. Abandónate como Abraham, a quien Dios dijo: ‘Sal de tu tierra, de tu parentela, de la casa de tu padre y vete a la tierra que yo te mostraré’ (Gén 12,1). Y Abraham dejó todas sus seguridades humanas y se lanzó a una aventura desconocida, solamente confiando en Dios. Y Dios lo bendijo, dándole una descendencia tan numerosa como las estrellas del cielo o las arenas de las playas del mar. Si obedeces a Dios y sigues su voluntad, no quedarás defraudado y Él llenará todas tus esperanzas. Él tiene sobre ti unos planes, que jamás hubieras podido imaginar. ‘Él es poderoso para darnos en abundancia mucho más de lo que podemos pedir o imaginar’ (Ef 3,20). Decía el Bto Escribá de Balaguer: ‘Os aseguro que, si confiáis en su Providencia, si os abandonáis totalmente en sus brazos omnipotentes, nunca os faltarán los medios necesarios… y gozaréis de una alegría y una paz que la posesión de todos los bienes de la tierra no os puede dar’ (Amigos de Dios). Él te dice: ‘Yo nunca te dejaré ni te abandonaré’ (Jos 1,5; Heb 13,5). Por eso, puedes confiar tranquilo como aquel niño que, en medio de una gran tempestad en medio del mar, jugaba tranquilo y, cuando le preguntaron: ¿No tienes miedo? No, respondió, mi padre es el capitán. Ten esa confianza del niño, como Sta. Teresita del Niño Jesús, que decía: ‘Mi camino es el de la confianza y el amor… Este camino es el abandono del niñito, que se duerme sin miedo en los brazos de su padre’ (MB1). Y decía: ‘El abandono es el fruto delicioso del amor’ (Poesía 42). El abandono y la confianza amorosa y sin límites en nuestro Padre Dios son las dos alas para llegar hasta Él sin peligro, son como los dos brazos del niño pequeño que abraza a su Padre con amor y sin temor.

Vale la pena abandonarse en los brazos de Dios. Pero piensa que abandonarse significa estar en una disponibilidad total a sus planes. El abandono es la manifestación más plena del amor y de la confianza. Abandono es olvidarte de ti mismo y confiar solamente en Él, es creer firmemente en su amor divino, es confiar hasta la audacia, aunque no veas el final. Es como dejarte llevar y navegar sin temor en el mar inmenso del Corazón de Dios. Porque ‘en el Corazón de Dios no hay más que amor’ (Cura de Ars). A veces, el abandono cuesta mucho, porque significa dejar todas las seguridades humanas e ideas personales y dejarse llevar… por Él. Es fiarse de Él, pase lo que pase, sin ponerle nunca condiciones. Es saber que Él controla tu vida hasta en los más mínimos detalles y que todo lo que suceda es lo mejor para ti. Es buscar siempre la voluntad de Dios y cumplirla. ¿Alguna vez te has entregado así totalmente hasta el abandono en las manos de Dios? Bernard Nathanson, el famoso abortista norteamericano, convertido católico, dice en su libro ‘La mano de Dios’: ‘Al aceptar a Cristo, le he entregado el control de mi vida, ya no tengo control de nada, ni quiero tenerlo. Antes convertí mi vida en un caos, pero ahora estoy en las manos de Dios’. Vale la pena entregarse, pero piensa que, si lo haces, debes ser fiel a tu compromiso y no volverte atrás. Es como decirle de antemano: ‘Gracias, por todo lo que pase en mi vida’. Es como ser una Eucaristía viviente, una ‘acción de gracias’ permanente. Pero ¿te fías de Dios? ¿Alguna vez te has rebelado contra Él o contra lo que ha permitido en tu vida? ¿Estás dispuesto a aceptar la enfermedad o cualquier otra desgracia sin rebelión? ¿Por qué tienes tanto miedo a lo que puede sucederte? ¿Acaso no crees que todo está en las manos de tu Padre Dios? No pierdas energías, pensando en tu futuro, no acudas a brujos, curanderos, adivinos o talismanes para que te den buena suerte. Deja que Él se ocupe personalmente de tus asuntos, no quieras resolverlos a tu manera. Déjale ser Dios y hacerlo todo de acuerdo con sus planes. Hablar de abandono y de entrega total es hablar de aceptación total a sus planes divinos. Es creer que Él guía la barca de tu vida con amor, porque quiere tu bien y tu felicidad. Es dejarte llevar por Él sin preguntar a dónde ni porqué. Es entregarle la responsabilidad de tu vida. Es como firmarle un cheque en blanco. Es fiarse de Él, aunque no comprendas nada ni veas el futuro con claridad. Puedes estar seguro de que todo lo que suceda obedece a un plan divino o, al menos, lo permite para tu bien. Nada sucede por casualidad. Él controla hasta los más mínimos detalles de tu vida. Por eso, puedes dormir tranquilo entre sus brazos. Y puedes decir confiado: ‘Aunque mi padre y mi madre me abandonen, Dios estará conmigo’ (Sal 27,10). Sí, aunque nadie te quiera por ser viejo, pobre, feo o enfermo, Dios te ama. Puedes estar seguro de su amor. Por eso, nunca digas: ‘Dios me ha abandonado, el Señor se ha olvidado de mí… ¿Puede una madre olvidarse del hijo de sus entrañas?… Pues, aunque una madre se olvidara, yo nunca podría olvidarme de ti’ (Is 49,15). Dios no puede olvidarse de ti, porque eres su hijo. Por eso, pase lo que pase, di convencido: ‘Dios es mi luz y mi salvación ¿a quién temeré? Dios es el refugio de mi vida ¿quien me hará temblar?… Aunque un ejército acampe contra mí, mi corazón no teme; aunque estalle una guerra contra mí, estoy seguro… Él me dará cobijo en su cabaña en el día de la desgracia; y me esconderá en lo escondido de la tienda (de su corazón)’ (Sal 27).

Y ahora dite a ti mismo, si tienes problemas: ‘Mi Padre Dios vela sobre mí, Él lo sabe todo, sabe lo que me está pasando y conoce mis necesidades. Mi Padre es bueno y me ama. Puedo estar tranquilo, sabiendo que Él está tomando las medidas necesarias para ayudarme y solucionar mi problema’. Y puedes decirle con confianza: Padre mío, ‘aunque pase por un valle de tinieblas y sombras de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo. Tu vara y tu cayado me sosiegan. Preparas una mesa ante mí… y mi copa rebosa (de alegría). Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida y habitaré en tu casa, Señor, por los siglos de los siglos sin fin’ (Sal 23). Sí, Padre mío, estoy en tus manos, haz de mí lo que tú quieras. Solo tengo un deseo: cumplir en cada instante tu santa voluntad. Ayúdame a dejarme llevar por Ti. Hazme completamente disponible a tus designios sobre mí. Y, cuando me pidas algo que me cueste, dame fortaleza para dártelo. No quiero negarte nada, no quiero decirte nunca NO, ni un SI a medias, sino un SI entero y total. Gracias, Padre, sé que me amas y, por eso, quiero agradecerte por mi vida y todo lo que me has regalado. Quisiera hacer de mi vida una sinfonía para alabarte eternamente. Ahora quiero decirte desde lo más profundo de mi corazón que te QUIERO y te ADORO y te DOY GRACIAS, porque eres mi Padre. Amén. Y tu Padre podría responderte: Hijo mío, a veces te puedo parecer incomprensible, porque soy invisible y te parezco lejano, pero estoy muy cerca de ti y nunca me olvido de ti. Tú no puedes comprender ahora con qué amor te llevo en mi corazón. ¿Cómo podría olvidarme un instante de ti, si eres mi hijo? Aunque no sientas mi cercanía, estoy a tu lado. Cree en mi amor. Si pudieras entender la inmensidad de mi amor por ti no tendrías miedo jamás, porque yo estoy contigo. Si tú supieras la esperanza que tengo en ti, no medirías tanto tu generosidad. Si supieras cómo te protejo siempre en medio de los peligros y tentaciones, tendrías más serenidad. Si supieras la inmensa felicidad que te preparo en el cielo, tus dolores te parecerían insignificantes. Si supieras cuánto te amo, morirías de alegría. Yo te amo, hijo mío, no lo dudes. Entrégate a mi amor sin condiciones y para siempre.